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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Castedo y el escupitajo

Génova tiene la última palabra sobre las opciones de la alcaldesa de Alicante a la reelección

La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, demostró ayer, nuevamente, que no está dispuesta a que la dirección del PP sea quien marque los tiempos de su carrera política.

Castedo eligió la celebración de la Santa Faz para publicitar su renuncia al escaño de las Cortes Valencianas. Ausente como estaba, tras su reciente maternidad, el anuncio de la dimisión resonó en toda la romería ante el estupor de la cúpula regional y provincial del PP, que se enteró —como el resto de los ciudadanos— por la prensa. El propio presidente del PPCV y de la Generalitat, Alberto Fabra, admitió que la alcaldesa no le había comunicado la decisión y otro tanto hizo el vicepresidente del Gobierno valenciano y presidente provincial del PP, José Ciscar.

Fabra, incluso, optó por mostrarse “prudente ante los rumores” de la renuncia que Castedo formalizará hoy, previsiblemente, en el registro de las Cortes Valencianas mediante poderes notariales. Una prudencia fruto de los sucesivos desplantes recibidos de Castedo, pero que no resuelve la incoherencia de las líneas rojas contra la corrupción, porque el presidente no acaba de explicar por qué los cargos que renuncian al Parlamento por su implicación en esta clase de escándalos siguen siendo válidos para gobernar ciudades como Alicante, Castellón o Novelda, por ejemplo.

El entorno de Castedo argumentó ayer que la renuncia es para que la alcaldesa pueda dedicarse en cuerpo y alma al gobierno de la ciudad. Un criterio que ni siquiera se valoró en las elecciones de 2011, pero que ahora cobra valor a falta de un año para la confección de una candidatura municipal que depende de Génova.

Alberto Fabra ha insistido una y otra vez en que no habrá imputados en las candidaturas valencianas y, de cumplir su palabra, Castedo —si una rápida y satisfactoria resolución judicial no lo remedia— no podrá optar en 2015 a la alcaldía con el PP. A no ser que la primera edil se convierta en un elemento determinante para conservar el gobierno municipal, en el que hoy por hoy el PP tiene una holgadísima mayoría absoluta (54% de los votos y 18 concejales frente a los 11 de la oposición).

Pero si no se da ninguna de esas dos circunstancias, puede que Castedo sea víctima del vaticinio que le hizo en su cuenta de Facebook al secretario regional del PP, Serafín Castellano, cuando puso en duda su candidatura. “Escupir hacia arriba tiene a veces sus riesgos y es que antes o después, en un pequeño despiste, nos puede acabar cayendo en la propia cara”.

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