Detenido un jefe antidroga de Lleida por tráfico de estupefacientes

A un funcionario de la policía le pueden acusar de pocas cosas peores que de tráfico de drogas, asociación ilícita, cohecho, falsificación de documento y revelación de secretos. El miércoles de la semana pasada, agentes de la Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron al subinspector Ángel G., jefe de grupo de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Brigada Provincial de Lleida, acusado de toda esa retahíla de delitos. El agente, que ejercía de jefe del único grupo que existe en la provincia contra el tráfico de drogas, ingresó en el Centro Penitenciario de Ponent por orden del Juzgado de Instrucción número 8 de Vilanova y la Geltrú, según fuentes policiales consultadas por EL PAÍS.

Desde entonces, el hombre está también apartado oficialmente de su puesto de trabajo, explicó este miércoles un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña. El caso, que ha llevado Asuntos Internos desde Madrid, se encuentra todavía bajo secreto de sumario, por lo que los detalles concretos que atañen al subinspector son todavía difusos. Diversas fuentes policiales consultadas por este diario atribuyen la detención a una relación conflictiva y delicada con un confidente policial, que podría haber gozado de cierta protección a cambio de que facilitase información.

Ángel G., originario de Lleida, lleva varios años ejerciendo de jefe “accidental” de grupo, lo que implica que la plaza no es suya, según ese mismo portavoz de la Jefatura. En la escala de mando, el detenido tiene por encima a un inspector y al comisario jefe de la provincia. El acusado es conocido en la zona por una dedicación “total” a su trabajo. “Su vida era la policía desde que se despertaba hasta que se dormía”, según fuentes cercanas al detenido. Incluso compró a todo el grupo camisetas negras, para que formasen una especie de “comando”.

Los agentes que se encontraban a su mando se quejaban de que el policía en algunas ocasiones les obligaba a estar de guardia todo el fin de semana, y podía incluso “montar un dispositivo en 30 minutos”, según otras fuentes policiales consultadas. Y añaden además que mantenía una relación conflictiva con la mayoría de sus subordinados.

El grupo de lucha contra la droga que lideraba el ahora detenido está detrás de un golpe llamativo que sirvió a la policía para sacar pecho, teniendo en cuenta que la mayoría de competencias en Cataluña son de los Mossos d’Esquadra. En febrero, los agentes montaron un control en la carretera en Fraga, en la AP-2, donde esperaban a un coche de un presunto correo, que trasladaba droga hacia Lleida. Los agentes encontraron en el vehículo cuatro kilos de heroína, escondidos en una mochila.

No es la primera vez que una operación afecta al grupo de estupefacientes de Lleida. Hace unos años otro subinspector fue detenido, e incluso ingresó en prisión preventiva, pero finalmente el hombre quedó en libertad y fue absuelto en el juicio.

Las relaciones entre policías y confidentes no son fáciles, y mantienen siempre a los agentes en una situación complicada. El conocido grupo de atracos de la Guardia Civil en Cataluña —un sargento, un cabo y tres guardias— fueron detenidos acusados de compincharse con los ladrones de autopistas a los que debían detener.