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Las obras del intercambiador de Avenida de América se quedan bajo tierra

La Comunidad anunció este semana el fin de las obras en la superficie de la estación La reforma de su interior terminará este verano, asegura el Gobierno regional

Felipe Betim
La superficie de la estación de Avenida de América tras la reforma.
La superficie de la estación de Avenida de América tras la reforma. Santi Burgos

El ruido de los coches ya no se confunde con el de las maquinas en la superficie del Intercambiador de Avenida de América. Ya no hay vallas ni atascos. La fachada de la estación fue remodelada y luce más moderna; en su entorno, la zona tiene ahora un área más amplia para los peatones y un arenal enorme que llega hasta la sede de UGT. Todavía hay solo tres bancos para que los transeúntes puedan reposar. Pero, poco a poco, los que pasan por allí diariamente vuelven a ocupar los locales comerciales y a dar vida a la zona, que en los últimos dos años ha estado obstruida por vallas y máquinas.

Las obras del intercambiador de Avenida de América están llegando a su final. El pasado lunes quedó lista la reforma de la superficie de la estación, iniciada en 2012, según anunció la Comunidad de Madrid. El Gobierno regional promete finalizar este verano las obras de su interior, que recibe 156.000 viajeros diarios al mismo tiempo que se lleva a cabo una reforma iniciada en 2010, y que debía estar lista en dos años.

Todo ello no significa que los que viven, trabajan y circulan por esta zona del madrileño barrio de Prosperidad estén satisfechos al cien por cien. Casi todos tienen alguna critica:

— Bueno, está muchísimo mejor, pero... Uff, es que han arruinado nuestro bar.

— ¿Cómo han sido los últimos meses?

— Lo típico de una obra: mucho polvo dentro de nuestro local, mucho ruido, vallas que llegaron a estar junto a la entrada... Hemos perdido muchos clientes.

Así lo cuenta el camarero Julio delante del bar Camarón, donde lleva "muchos años" trabajando. En los cristales todavía está fijado el cartel para intentar atraer a más clientes durante la reforma: una caña y una tapa, un euro. Cristina, que trabaja en la peluquería de al lado coincide en que las reformas han dañado los negocios locales. "También hemos perdido muchos clientes. Y al final, poco ha cambiado", opina.

Sentado en una de las mesas de la terraza está Vicente, un vecino que lleva 40 años en el barrio y que parece más contento: “Ha sido un caos, pero me ha gustado el resultado. Estaba previsto un parque infantil y mira este arenal... ¡No sirve para nada!”, opina.

Los taxistas se quejan

Los taxistas que aguardan ante la estación la llegada de viajeros son los que más quejas tienen. Tras el comienzo de la reforma de la superficie, tuvieron que dejar el lugar, según explican. Cuando paraban en la calle para recoger un cliente, la policía les multaba.

Hace tres semanas volvieron a aparcar delante de la estación. Y explican que trabajar está más difícil. Lo cuentan agrupados en un corrillo:

— Antes había aquí una parada para 23 coches y ahora solo 12 pueden estacionar. Pero es que ni parada tenemos, ya que no pusieron la placa de parada de taxi. Y como no hay señales, en teoría no podemos estar parados aquí — explica Antonio.

— A mí me multaron el otro día por estar aquí. ¡Pero es que tampoco pusieron una señal de que está prohibido aparcar! — cuenta indignado César.

— Ya hemos presentando un recurso al Ayuntamiento, a la Comunidad y al Consorcio Regional de Transporte. Es obligatorio tener paradas de taxis en intercambiadores, estaciones [de trenes o autobuses] y aeropuertos. Así que estamos cumpliendo la ley — sostiene Antonio.

—¡Y este es uno de los principales intercambiadores de la ciudad! ¿Ves los coches particulares aparcados allí? Pues no podrían estar estacionados si hubiera avisos de que aquí es una parada de taxi — se queja Juan.

La reforma del interior de la estación de Avenida de América continúa. Si arriba los viajeros vuelven a transitar en un ambiente de normalidad, bajo tierra todavía tienen que enfrentarse a vallas en el camino. La Comunidad promete que en el verano estará todo listo.

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Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

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