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Gestión de la escasez

El Deportivo se gana el ascenso en sus partidos, pero también en los del prójimo, que le rebaja el listón del ascenso

Cuando más achaques sufría, cuando con más incerteza miraba hacia el futuro, justo en ese punto, una jornada que no hubiera guionizado ni su más acérrimo forofo deja al Deportivo con la sensación de que el ascenso está en la mano. Así de inescrutable es ésta Segunda División del café para todos en la que sólo lo ilógico es previsible, en la que el Eibar ofrece un recital en la primera parte ante el Zaragoza y se desploma en la segunda, en la que el Las Palmas dimite en Alcorcón ante un rival que cometió 33 faltas, en la que el Recre pasa un calvario para superar de penalti a la Ponferradina, antepenúltima, o el Sporting cae en casa, tan crecido como estaba tras su empate en Riazor y suma desde entonces cuatro derrotas en siete jornadas.

El líder es de nuevo el Deportivo, que no engaña a nadie y sigue una línea que incluye ganar con abrumadora regularidad fuera de casa, siempre con lo justo, prisionero de marcadores tan tiesos que hasta el 0-2 del sábado en Valdebebas pareció un festival. “Somos asi, somos prácticos”, resumió Fernando Vázquez tras la victoria ante el Real Madrid Castilla. Tan asimiladas están las palabras del técnico que ayer presidieron toda la tarde la página web del club blanquiazul. No importa el camino, sólo el destino y habrá que concluir que, al margen de sus evidentes taras, el Deportivo es el mejor equipo de la competición en valores que son sinónimo de éxito: solvencia defensiva, capacidad para explotar la estrategia en ataque y puntería. En Madrid tiró dos veces a puerta y marcó dos goles. Toda esa trabajada entereza ayuda a que el equipo gestione la escasez. Lo hizo para posicionarse como candidato al ascenso en el canino inicio de Liga y lo hace para confirmarse ahora que carga con la exigencia del éxito, pero también con las ausencias de su mejor defensa (Insua), su jefe en el vestuario (Marchena), su capitán (Álex Bergantiños), su mejor delantero (Toché) y su mejor futbolista (Salomao). Traslademos el panorama a cualquiera de sus oponentes, esos que ni en plenitud le pueden, hasta hoy, dar caza.

Porque el Deportivo se gana el ascenso en sus partidos, pero también en los del prójimo, que le rebaja el listón del ascenso. Con 27 puntos por disputar el objetivo está ahora mismo en los 78 puntos, que es el tope al que podrían llegar el tercer y cuarto clasificados, Recreativo (próximo visitante en Riazor) y Las Palmas. Parece improbable que los sumen. Y para acercarse bastante deberían de romper dinámicas: los andaluces lo hicieron ayer, pero venían de sumar dos puntos de quince posibles. Así las cosas, la Primera División se avista en torno a los 70 puntos, trece más de los que suma el Deportivo. Pero nada tuerce las matemáticas como el balón. Una derrota el domingo ante el Recreativo le dejaría a tres puntos de descabalgarse de los puestos de ascenso; el triunfo, desde luego, a un paso de él. Será uno de esos partidos que definen una temporada, como lo fueron los dos últimos que ha disputado el Lugo en su estadio. Ante dos rivales de pedigrí, Recreativo hace quince días y Mallorca ayer (2-1) ha salido con éxito el equipo de Quique Setién de un momento extremadamente delicado. La respuesta del Lugo ha sido soberbia justo también cuando más débil parecía, cuando lo que por arriba se tiñe de facilidades para alcanzar objetivos por abajo se reviste de exigencia. Salvar la categoría exige no dejar de ganar y el Lugo lo hizo ayer remontando una desventaja inicial ante el equipo más caro de la categoría en un partido vibrante, bellísimo para el espectador. Así es ésta Segunda División, capaz de encadenar mérito y mediocridad, tostón y regocijo.

 

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