“Importa el partido, no los nombres”

La sensación que ha predominado durante el proceso de primarias socialistas en Barcelona ha sido la de incertidumbre. Y ayer ese sentimiento era aún más intenso. Nadie se atrevía a lanzar pronósticos, ya sea de participación o de posibles vencedores. Pero a medida que avanzaba el día, en muchos colegios electorales, empezaba a tomar fuerza cierta idea de que ganara quien ganara, el proceso había valido la pena.

“Yo creo que está viniendo a votar mucha gente”, decía satisfecha pero con prudencia una veterana militante del PSC de Sant Andreu, distrito obrero de tradición socialista. “Estamos muy contentos, a ver si los demás partidos se animan y también organizan primarias”, añadió. Los interventores de Jaume Collboni y Carmen Andrés charlaban tranquilamente y comentaban la posibilidad de que las dos candidaturas sellaran algún acuerdo de cara a la segunda vuelta si fuera necesario. “Lo importante no son los nombres si no el partido”, decían. Ninguno de los dos perdía detalle de los ciudadanos que iban entrando a la agrupación y se fijaban si antes de introducir la papeleta se paraban a rellenar el formulario de compromiso con los valores del PSC, señal inequívoca de que no eran ni militantes ni simpatizantes.

Uno de los que se paró a rellenar el formulario fue Joan Pallarès, ex militante de ERC y ahora cercano al PSC: “Ni soy militante ni lo seré, pero vengo a votar a ver si ayudo a arreglar el PSC y logramos que sea lo que tiene que ser: el principal partido de izquierdas”. Pallarès insistió en que “es la única alternativa contra la derecha” y aseguró que según el resultado “la figura de Pere Navarro quedará todavía más cuestionada”.

Mientras la cola de los no-militantes mantenía su afluencia, en Sant Andreu y en toda Barcelona, dos estudiantes universitarios iban parando a la salida a los ciudadanos que acababan de votar para hacerles una encuesta. Nadie como ellos para hacer una radiografía de los votantes. “Muchos responden que si ahora se celebraran elecciones votarían al PSC solo para evitar un gobierno de centro-derecha” explicaba Roger, que participa en un proyecto internacional sobre primarias del que formaba parte la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Simón, que realizaba otra encuesta del Institut Barcelona de Estudios Internacionales, destacaba que muchos de los participantes habían votado a CiU en las anteriores elecciones y también se había encontrado con muchos encuestados que irían a votar a las elecciones primarias si las organizara otro partido: “La gente tiene ganas de participar y de votar”, decía a modo de conclusión.

Poco después del mediodía, llegó Laia Bonet, que viajó en moto toda la jornada de colegio en colegio. “Ya no sé ni cuantos hemos visitado”, reconoció la candidata, que como es habitual en ella, mantenía la sonrisa a pesar del cansancio. Su intención era visitar buena parte de los 30 colegios electorales.

Por la mañana los cinco candidatos fueron a votar a sus agrupaciones y aprovecharon la presencia de periodistas para lanzar sus últimos mensajes. Jordi Martí votó junto a su madre -que lució bufanda roja- y también acompañó a votar al expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. Martí dijo estar “muy esperanzado”, sobre todo por los mensajes de apoyo que veía a través de Twitter.

Por su parte, Jaume Collboni votó en el Guinardó y centró su mensaje en que el proceso de primarias “refuerza la democracia”. Carmen Andrés, la que más madrugó, votó en Nou Barris, su feudo, y destacó este proceso como un primer paso hacia las listas abiertas. Rocío Martínez-Sampere pronosticó que la jornada puede ser una “palanca de renovación y progreso”.