Educación ensaya una solución salomónica para el Pare Català

El Consell ha propuesto para el conflicto lingüístico surgido en el colegio Pare Català de Valencia una doble solución salomónica, consistente en añadir un profesor de refuerzo de castellano a mitad de curso y una línea más, también de castellano, para el curso que viene. De esta manera, el colegio, ubicado en el barrio de Benimaclet, tendría el próximo curso tres líneas en valenciano y una en castellano.

Pero antes, en los próximos días, y como arreglo provisional, la consejería incorporaría un maestro o maestra de castellano que en la práctica convertiría en mixta la actual clase en valenciano. Esta última línea lingüística fue revocada oficialmente por una resolución del secretario autonómico de Educación, Rafael Carbonell, en respuesta al recurso de alzada interpuesto por dos familias que consideran ilegal el cambio de castellano a valenciano autorizado el 20 de mayo por la directora general de Política Lingüística.

 Carbonell comunicó su dictamen al colegio el 28 de febrero, por lo que ayer se cumplía el mes que daba de plazo para ejecutar su resolución: restablecer la línea en castellano del curso pasado. Císcar explicó tras el pleno del Consell que el viernes pasado se celebró una reunión entre la Consejería y los representantes del AMPA y de la dirección del centro, en la que se llegó a un “principio de acuerdo”.

La salomónica solución no acaba de satisfacer del todo a ninguna de las partes, aunque la mayoría que reclama la vigencia de la línea en valenciano  la acepta con prudencia. Aunque “la decisión no es óptima”, entienden que desde la Adminsitración “se ha hecho un esfuerzo para solucionar una situación muy compleja”. En todo caso, esperarán hasta el lunes para “decidir en asamblea cómo valorar la oferta y qué acciones emprender”. Desean ver las declaraciones de Ciscar “por escrito para confirmar una posible solución que sería la menos perjudicial para cada una de las partes”.

En la otra orilla, a las familias recurrentes no les satisface la solución de “la cuarta línea” si supone que los alumnos de castellano estén en peores condiciones, según manifestó ayer a SER Valencia Elisabet Cañellas, una de las firmantes del recurso.