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Del crudismo a lo orgánico

La artista, que expone en el Círculo de Bellas Artes una obra sobre la violencia en el Congo, destaca los restaurantes veganos y tiendas ecológicas que suele frecuentar en la ciudad

Ouka Leele en el Círculo de Bellas Artes´.
Ouka Leele en el Círculo de Bellas Artes´.ÁLVARO GARCÍA

1. El Círculo de Bellas Artes. Venía hace años a pintar desnudos al natural y fue aquí donde saqué una de las fotos que más recuerdo: la de una mujer sacando un filete de carne de una caja. Además, la azotea del edificio es asombrosa. Antes era solo para unos pocos privilegiados, pero ahora la podemos disfrutar todos. Podemos ver Madrid, la ciudad blanca, en redondo (Alcalá, 42).

2. Restaurante Crucina. Es el único crudivegano de toda la ciudad. La comida está riquísima. No se nota que está todo crudo. Este tipo de cocina solo tiene ventajas. No comes carne ni ningún alimento que haya perdido las enzimas. Es muy nutritivo. Por ejemplo, el bizcocho del tiramisú lo hacen con frutos secos y no lleva ni huevo ni queso ni leche. La lasaña y la tarta de chocolate también son de mis platos preferidos (Divino Pastor, 30).

3. La Quinta de los Molinos. Es un parque que me transporta a Japón. Es muy español y, sin embargo, a mí me da la sensación de estar en oriente. Es mágico, sobre todo, cuando florecen los almendros (Alcalá, 541).

4. Xanacuk. Es una tienda en la que venden comida, zumos, productos ecológicos y que también te lo llevan a casa. Lo que más me sorprende es que sea tan barato. Te preparan dietas para limpiar el cuerpo y lo recibes en tu domicilio por cuatro duros. No obstante, lo que más me gusta de todo es que puedo ir con mis perros. Adoro llevarlos conmigo siempre que puedo. El Mentidero y el Celicioso son dos de esos lugares dog friendly y a los que también voy con asiduidad (Augusto Figueroa, 13).

El coltán y sus sombras

Se llama Bárbara Allende (Madrid, 1957), pero todos la conocen como Ouka Leele, la fotógrafa que retrató la movida. Su último trabajo aborda los vínculos entre la violencia en el Congo y el coltán, materia prima de diversos dispositivos electrónicos.

5. Restaurante Olivia te cuida. Es un local chiquitito y acogedor que sirve comida casera. Tiene una mesa central en la que puedes conocer gente si vas solo. Muy recomendable (Santa Teresa, 8).

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6. Madrid me mata. Es un bar que, sin duda, homenajea a la década de los ochenta. Lo han decorado muy bien con todo lo que los artistas hemos ido donando. Se ha convertido en una especie de museo-discoteca muy divertido (Corredera Alta de San Pablo, 31).

7. Estudio de Ceesepe. Es el lugar de trabajo de un buen amigo mío. Todos los turistas que busquen arte en Madrid deberían pasarse por aquí, aunque, de momento, él no lo tiene abierto al público. Creo que tendría que hacer visitas guiadas porque cada uno de los rincones del local es una obra de arte en sí misma.

8. Lavapiés y Chueca. Del primero me gustan los grafitis tan increíbles y bellos y del segundo las pequeñas tiendecitas ocultas en callejuelas. Son dos barrios en los que me encanta perderme de vez en cuando.

9. La magdalena de Proust. Es como un ultramarinos del futuro. Tiene todo tipo de productos orgánicos: desde detergente a granel a harina de espelta pasando por legumbres y panes gigantes al peso. Se pueden degustar sus productos allí mismo o realizar alguno de sus cursos de cocina (Regueros, 8).

10. La azotea del hotel Ada. Para hacer fotos es fantástico, sobre todo, porque tienes el ángel del edificio de Metrópolis casi al alcance de tu mano. Por no mencionar los mojitos, que están de vicio (Gran Vía, 2).

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