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Cuentas manuscritas de Liñares revelan un efectivo oculto de casi 400.000 euros

La investigación apunta que no registraba sus bienes o utilizaba testaferros

Fernández Liñares saliendo de la cárcel
Fernández Liñares saliendo de la cárcel EFE

Vender tierras y coches a Francisco Fernández Liñares o instalarle puertas y muebles de cocina era un negocio fiable porque, como relatan a los agentes de Aduanas los beneficiarios, el que fue concejal omnipotente de Lugo entre 2003 y 2008 y primer presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil entre 2008 y 2012 acostumbraba pagar al instante y en metálico. La investigación de la Agencia Tributaria también detecta enigmáticas operaciones de compraventa de tierras en las que se declara un precio bastante menor del que luego revelan las anotaciones manuscritas halladas en los registros. Tanto da un folio, como una libreta cuadriculada o un post-it amarillo. Cualquier soporte resulta igual de elocuente para la instrucción cuando las que aparecen escritas sobre él son operaciones aritméticas de puño y letra del socialista, en tiempos mano zurda del alcalde Orozco y hoy dovela clave de la trama Pokémon.

Liñares tenía la mala costumbre de anotar los movimientos que se producían en la fortuna que iba amasando, supuestamente, según Aduanas, procedente de las mordidas. Uno de estos papeles hallado en una de sus casas da a entender a los agentes que, el 1 de mayo de 2012, Liñares contaba con un efectivo de 424.000 euros. Pero esta cantidad no se correspondía con el dinero que en esa fecha tenía depositado en las dos cuentas de Novagalicia y una tercera del Santander, todas aquellas de las que eran titulares el ya entonces expresidente de la Confederación y su mujer, la funcionaria de la Xunta Concepción Ferreiro. En total, las libretas bancarias arrojaban un saldo de 38.205,36 euros. La diferencia entre esta suma y las cuentas caseras de Liñares despierta las sospechas de los investigadores, que en su Atestado por presunto delito de blanqueo concluyen que se debe probablemente “al cobro de comisiones ilegales y sobornos, ya que sus ingresos legales no justifican la tenencia de tal cantidad de efectivo”.

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En aquel momento, tras cambiar el Gobierno central, el funcionario había sido apartado del mando en el organismo de cuenca, en el que supuestamente había concertado adjudicaciones con empresas a cambio de dinero, regalos caros y trabajos privados, como la reforestación de varias fincas de su propiedad. Mientras tanto y a cambio de intermediaciones, Liñares seguía cobrando un sueldo en negro que le remitía envuelto en prensa deportiva el grupo Vendex. Tanto era así, que el propietario de la firma, Gervasio Rolando Rodríguez Acosta, se refiere a él en su declaración como “el comercial”.

“Se desprende que parte del dinero procedente de esta actividad ilícita”, dice el informe de Aduanas fechado en junio de 2013, “se ha desviado a la adquisición de un importante patrimonio inmobiliario y a la participación en distintas sociedades, algunas de las cuales tienen relevantes contratos con Administraciones públicas”. Además, “Liñares ocultaba sus pertenencias, no registrando tales bienes o comprando los mismos a través de terceras personas”.

Así, en compañía de su mujer, “partícipe y colaboradora necesaria” y también imputada por blanqueo, los agentes creen que introdujo los ingresos “ilícitos” en el circuito legal “principalmente a través de participaciones” en sociedades vinculadas a su familia, y poniendo como titulares de las acciones a sus dos hijos. El informe patrimonial también revela el presunto “desvío” de dinero para comprar títulos en sociedades representadas por Miguel García Gesto, otro imputado, por “un precio muy superior al que consta en las escrituras públicas”. A Gesto aparece ligado en Artenosa Publicidade y Artenosa Equipamientos Urbanos. La primera de estas fue la adjudicataria del contrato de publicidad de los autobuses urbanos de Lugo cuando Liñares era concejal y presidente de la mesa de contratación. Una situación que también se dio cuando se adjudicó en 2007 la explotación de la Fábrica de Luz, negocio tras el que, según los investigadores, estaban Gesto y Liñares. Ya en 2010, por un contrato privado hallado entre los papeles del político, para explotar minicentrales en la provincia los socios habrían constituído Noroeste Generación de Energía, en la que el empresario lucense cedía a Liñares (entonces al frente de la Confederación) el 20% de los beneficios como pago de unos “trabajos” realizados por este para la compañía.

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