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El abrazo de Aldekoa y Sabas

Los más cercanos colaboradores del alcalde no pudieron contener el llanto en el funeral

El País

No aguantaron más. José Luis Sabas y Andoni Aldekoa, las auténticas dos manos de Iñaki Azkuna dentro y fuera del Ayuntamiento de Bilbao y de una manera mucho más notoria en las sacudidas de su cruel enfermedad, se han fundido, llorando, en un abrazo ante la puerta de la catedral de Santiago. Habían cumplido con una gran entereza el acto protocolario que les supuso dar la bienvenida a cada uno de los asistentes al oficio religioso que pudieron encontrar un hueco en el templo. Pero la angustia que les embargaba y la tensión acumulada después de tantos días de dolor contenido —que, sin duda, van más lejos del día del fallecimiento de Azkuna—, les acercó al expresivo y humano gesto de un sollozo incontenido.

Sobre Sabas y Aldekoa, además del nuevo alcalde, Ibón Areso, e Ibone Bengoetxea, había depositado Azkuna su máxima confianza para ejecutar la idea de ciudad que siempre imaginó desde su llegada a la alcaldía en 1999.

Durante estos 15 años han sido sus terminales y en especial Aldekoa en la acción política y Sabas en el acercamiento personal. Ambos han vivido con especial intensidad la progresiva despedida de Azkuna desde su propio domicilio.

El alcalde siempre consideró a Sabas, responsable de Obras y Servicios en Bilbao, “ese amigo a quien llamo cuando lo necesito”. El periodista Aldekoa ha sido con el paso del tiempo el fiel ejecutor de una política que compartía con Azkuna, y quien le agradeció con la confianza y el poder su rega y fidelidad.

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