El Príncipe anima a los empresarios a mantener su “empuje” para crear empleos

El Príncipe de Asturias ha animado a los empresarios de la provincia de Pontevedra y de toda Galicia a mantener su "empuje" porque, es con su "iniciativa", como "realmente se logrará generar nuevos puestos de trabajo y un mayor bienestar para todos". Así lo ha manifestado durante su intervención en un almuerzo organizado por la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), en el que ha recogido la Medalla de Oro de esta organización, de manos de su presidente, Luis Novoa.

Se notaba la expectación entre los comensales. Risas, palmadas en la espalda y cháchara entre los representantes de la burguesía provincial, mayoritariamente de la viguesa. La concurrencia llevaba la mesa asignada y las azafatas y azafatos guiaban educadamente a los rezagados a su lugar, mientras los periodistas se apiñaban junto a una tarima hasta que una empleada atenta mandó traer sillas.

Entre el personal, algunos notables de ayer como Horacio Gómez –presidente del Celta en los tiempos en que una derrota del Madrid fuera de casa no era algo excesivamente grave- y de mañana, como Juan Carlos Escotet, que ultima trámites para hacerse definitivamente con lo que queda de las cajas de ahorros gallegas. Las mesas redondas, con centro de rosas blancas, y el menú notable pero sin lujos: ensalada templada de cigalas y vieiras, rodaballo salvaje (es decir, de mar, no de piscifactoría) a la parrilla y de postre tarta de almendras y avellanas con helado de yogur. De beber, albariño y rioja crianza.

El murmullo de los invitados apenas dejaba oír el hilo musical, de forma que no quedaba claro si lo que sonaba era la Primavera de Vivaldi, el Verano o un popurrí. Nadie estaba prestando atención, en todo caso, cuando pasados veinte minutos de las dos llegó el Príncipe, seguido de Alberto Núñez Feijóo, Abel Caballero y unos cuantos guardas de seguridad.

Aplausos intensos mientras su Alteza cruzaba la estancia y tomaba asiento antes de que el presidente de la CEP, Luis Novoa, enunciase su discurso de bienvenida, trufado de las habituales referencias a la historia empresarial de Galicia y como su “condición periférica y marítima” fomentó el espíritu emprendedor. Novoa repasó los fuertes de la industria gallega, con menciones a la potencia pesquera –Pescanova se llevó la medalla en 2011-, la naval, “que tiene la posibilidad de recuperar posiciones”, o la automoción, y agradeció a don Felipe su trabajo a favor de la internacionalización de las empresas, que era, en definitiva, la razón de que se le entregase la distinción.

Terminó el líder empresarial y habló el Príncipe, con tres frases en gallego que acometió con soltura, incluso con la fricativa ‘x’, donde ocasionalmente patinan los locutores castellanos. La alocución, breve, consistió en elogios para las asociaciones empresariales como la CEP, “muestra de compromiso con el bienestar de los ciudadanos pontevedreses y gallegos” y en otras expresiones de contenido más general sobre la colaboración, “un término que recobra su importancia y nos va a marcar en los próximos años”, o sobre el sentir nacional: “Termino diciendo, porque así lo creo, que somos –o tenemos- mucho más país de lo que muchas veces pensamos o escuchamos”.

Cesó de hablar el Príncipe, se fueron los periodistas y comenzó el almuerzo. Afuera, a distancia considerable, esperaban una veintena de afectados por las preferentes de Vigo, en la calle en lucha por recuperar sus ahorros desde hace dos años, que querían explicar su situación al heredero de la Corona, más allá de la comunicación epistolar que hasta ahora han mantenido. No hubo forma. Tampoco pudieron tocar la bocina, como acostumbran, porque la policía le requisó los instrumentos. “Tenéis mosqueado al delegado del Gobierno”, dice el portavoz del colectivo, José Manuel Estévez, que le explicó un conciliador jefe policial con galones en la solapa.