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La política más allá del escaño

Arana, Azkarraga, Txabarri, Loza, Galdos y Olazábal observan con preocupación la “crisis de confianza” de la ciudadanía hacia la clase dirigente

Mikel Ormazabal
Mikel Arana, a la derecha, estrecha la mano de Jesús Loza en presencia de Aintzane Ezenarro.
Mikel Arana, a la derecha, estrecha la mano de Jesús Loza en presencia de Aintzane Ezenarro.L. Rico

Este improvisado parlamento de políticos sin escaño aprueba por unanimidad que “la crisis también ha tocado a lo político” y que los representantes públicos “han convertido el país en una tertulia nacional”. Mikel Arana (IU), Joseba Azkarraga (EA), Joxe Joan González de Txabarri (PNV), Jesús Loza (PSE-EE), Iñaki Galdos (Hamaikabat) y Carlos Olazábal (PP) dejaron por diverso motivo la actividad política, aunque la siguen de cerca, sin echarla de menos en la mayoría de los casos, y observan con inquietud el “descrédito”, la “crisis de confianza”, el “desapego” de la ciudadanía hacia la clase dirigente. Galdos hace suya la siguiente reflexión de Daniel Innerarity: “La solución es una mejor política”, a lo que el expresidente de Hamaikabat añade que “es un bien necesario”.

Arana no echa en falta su pasado en la lid política —“cumplí una etapa de 12 años y se acabó”, afirma—, y menos al constatar que “tenemos unas estructuras políticas excesivamente controladas por los partidos, donde los acuerdos son un cambalache y no existe un modelo de gobernanza basado en la transparencia”. Es la misma idea que subraya Loza: “La gente se interesa por la política, pero recela de los partidos. Pide más transparencia y participación en las decisiones”.

“Ya no hay políticos empáticos, como [Xabier] Arzalluz y [Carlos] Garaikoetxea, que sabían conectar con la gente, y también han desaparecido los políticos de despacho, los buenos gestores. Ahora se lleva el político profeta, el que no hace más que anunciar cosas para buscar titulares”, opina Txabarri.

A Azkarraga la actualidad le genera “más cabreos que alegrías”, y se permite el “lujo” de analizar las actuaciones “desde un punto de vista más abierto y crítico”. “Hay mucha incoherencia en los partidos”, constata. Olazábal observa “mucha demagogia, demasiadas acusaciones y populismo”.

El “exceso de retórica”, la “poca pragmática”, “las dificultades para consolidar mayorías y llegar a acuerdos”, reflexiona Txabarri, “han convertido este país en una tertulia nacional”. El ex diputado general de Gipuzkoa dice sentir dentro el gusano de la política y se siente “en la arena”, aunque no como protagonista, porque “la primera fila gasta y desgasta mucho”.

Arana, rara avis en la política al dimitir tras asumir toda la responsabilidad de unos malos resultados electorales, sigue “con mucha preocupación” el día a día y confiesa que, en ocasiones, le gustaría tomar la palabra en alguno de los debates parlamentarios para criticar “la parálisis del Gobierno frente a la situación económica”, lamentar “la lentitud con la que avanza el proceso de paz” o censurar “la apuesta de Rajoy y del PP por salir de la crisis con un modelo viejo que no ha dado resultados”. “Hace falta una segunda transición”, remata el ex líder de Ezker Anitza-IU. Precisamente, esa fase de transición es la que, según Galdos, ya se ha abierto y nos lleva a “un nuevo tiempo”, a “un nuevo escenario tras ETA en el que se producirá una recomposición del actual mapa político”. “Puede haber realineamientos en los partidos. Se confunden quienes creen que la mesa de cuatro patas —dice en alusión a PNV, PSE-EE, la izquierda abertzale y PP— es inamovible”, manifiesta el líder de Hamaikabat, escisión de EA. Pone la atención en “si tras la eclosión de la izquierda abertzale logra o no consolidarse como un bloque con el resto de partidos de la coalición”. “Y habrá que ver dónde se resitúa la gente que se ha quedado huérfana”, remacha.

Los que más le preocupa al socialista Loza es “cuándo y cómo saldremos de la crisis económica”, y si se conseguirá “a costa de una pérdida de derechos sociales”. Y respecto al proceso de normalización y pacificación —él lo denomina “el euskotema”—, considera que “en la calle ha dejado de ser una preocupación, porque la mayoría lo da por cerrado y superado. Ya solo falta que ellos (ETA y su mundo) decidan terminarlo”.

Txabarri mira para su feudo y se encuentra con que la política guipuzcoana —de 2003 a 2007 estuvo bajo su mandato— es “anodina”: “Gipuzkoa no está ni se le espera. Estamos perdiendo comba en todo. Ahora sí que esto parece un balneario. La posición de Gipuzkoa es la de colista”, comenta sin citar a Bildu ni a Garitano.

“Ya no queda gente contrastada en la política vasca”, afirma Olazábal, quien se sorprendió de que “ninguno de los 75 parlamentarios tenían un recorrido profesional en el ámbito privado”. Fue durante 16 años el portavoz popular en las Juntas Generales de Bizkaia, da por “cerrada” su etapa como político, y ha observado que en la crisis previa al último congreso del PP “hubo personas que pusieron su personalismo por encima de lo que necesita el partido”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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