Conde Roa vuelve a sacar el ventilador ante la juez del ‘caso Pokémon’
Entrega más documentación tras acusar en su día al PSOE de financiación ilegal
El ex alcalde de Santiago Gerardo Conde Roa volvió a comparecer este viernes ante la juez de Lugo que instruye el caso Pokémon, Pilar de Lara, en una doble condición. Primero prestó testimonio voluntario, durante menos de una hora, para entregar a la juez más documentación con la que presumiblemente intenta salpicar a sus rivales socialistas. Tras esa comparecencia, De Lara volvió a interrogar al exalcalde compostelano, esta vez en su condición de imputado en el caso por los delitos de cohecho, prevaricación y tráfico de influencias.
Cuando, hace ahora un año, los agentes de Vigilancia Aduanera registraron el domicilio de Conde Roa, ya encontraron un borrador de un escrito que pretendía presentar ante el fiscal con acusaciones contra su antecesor en el cargo, el socialista Xosé Sánchez Bugallo. Conde Roa había sido obligado a dimitir por el PP en abril de 2012, cuando el fiscal se querelló contra él por un fraude a Hacienda de 291.000 euros. Al ser imputado en el caso Pokémon, Conde Roa aprovechó para lanzar acusaciones y entregar documentación que apunta a la supuesta financiación ilegal del PSdeG santiagués. Sus declaraciones judiciales siguen de momento bajo secreto sumarial.
El exalcalde compostelano volvió a presentarse con un maletín de documentos y, aunque no quiso concretar qué datos había aportado a la juez, señaló que algunos de esos hechos “ya han trascendido”. Conde Roa no quiso opinar sobre los numerosos escándalos y peleas internas que aquejan al PP de Santiago alegando que él ya se dio de baja voluntariamente en el partido.
El exregidor, que apenas estuvo nueve meses en el cargo, fue interpelado por los periodistas sobre los cuatro lingotes de oro, valorados en 50.000 euros, que Aduanas se incautó en su domicilio durante el registro del año pasado. Conde Roa incluso se permitió una broma señalando al maletín de su abogado, Ramón Sabín: “Llevamos aquí unos cuantos”. Luego insistió en que está “perfectamente documentado” que el oro fue un regalo a sus hijos de los abuelos maternos, pese a que los lingotes siguen baja custodia judicial. “Mi familia no entiende nada”, se quejó, “no entiende que una donación que hacen sus abuelos a sus nietos tenga que salir en los periódicos. Eso sí me duele. Cada lágrima derramada duele mucho, sobre todo de seres queridos”.
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