La niña encontrada en un pozo: “El hombre tenía un tatuaje de un demonio”
El juez escucha las grabaciones, hechas en la fase de instrucción, en las que los dos hermanos detallan el secuestro las agresiones sufridas en 2011
José R. A., que supuestamente secuestró a dos niños en Torrelaguna en 2011 y les tiró en un pozo, tenía un tatuaje de un "demonio con cuernos", una característica que ayudó a la Guardia Civil a identificarle. "Lo tenía en la parte de abajo de los chicos", aseguró la niña, con 10 años en la época, en una grabación hecha en la fase de instrucción. Todos los presentes en la Audiencia Provincial de Madrid este miércoles la escuchaban con una mezcla de emoción y consternación. "El hombre me puso en el suelo, muy sucio y con muchos cristales. Me mandó quitar la ropa y le dije 'no señor, por favor'. Dijo que nos iba a matar. Yo solo le preguntaba si mi hermano estaba bien". El supuesto pederasta, de 55 años, afronta 65 años de prisión por detención ilegal, abusos y tentativa de asesinato.
En el segundo día del juicio, dos psicólogos de la Guardia Civil acudieron al juzgado en condición de testigos y peritos. Como testigos, declararon ante el juez lo que los niños les contaron en cuatro entrevistas —tres en el hospital y la última para la prueba preconstituida—. Después, como peritos, evaluaron las declaraciones de los dos hermanos.
La grabación de los pequeños coincidió con lo que contaron los psicólogos. Los dos relataron que estaban jugando en un parque de la localidad madrileña de Torrelaguna por la tarde cuando un hombre los subió a un coche —"pequeño, verde y sucio"— con la excusa de que les iba a mostrar unos perritos. "Yo decía a mi hermano que no, que no, que no. No quería ir", cuenta la niña. No había perritos. Y José R. A. supuestamente los llevó en el coche a una finca abandonada en Algete.
Al llegar, según cuentan los hermanos, el hombre cogió al niño por los brazos y lo arrojó a un pozo. A la niña, que siguió esperando en el coche, le dijo que su hermano "estaba bien, con el señor de los perritos". "Pero no había otro señor ni perritos, solo estaba él", cuenta. También la cogió por los brazos y la llevó al interior de la casa, donde la amenazó y abusó de ella.
La niña contó también que el hombre tenía diversos tatuajes: un corazón en el brazo derecho, "unas letras" cerca del pecho y el "demonio con cuernos". Los tatuajes, en especial el último, fueron fundamentales para que la Guardia Civil identificara al sospechoso.
Según el relato de la niña, tras la agresión, el hombre la cogió por los brazos desnuda y la arrojó al pozo. Al ver que el pozo donde había tirado al niño no era muy profundo, arrojó a los dos en otro agujero que había dentro de la casa. Este, con ocho metros de profundidad y menos de un metro de diámetro. Mientras el niño gritaba e insultaba al hombre, este les tiraba tablas y piedras y les instaba a que se callaran.
Los menores pasaron dos noches en el pozo, durante las que, según relataron, escuchaban ruidos, estaban "asustados" y no podían dormir, pensando que el hombre iba a volver. La niña cuenta también que tenía mucho frío, cuidaba de su hermano y le decía que no bebiese agua porque pensaba que estaba envenenada.
Al final de los dos relatos, los dos psicólogos de la Guardia Civil aseguraron ante el juez que los testimonios son "consistentes", "verosímiles", "coherentes" y coinciden en los elementos centrales.
El hombre y la mujer que encontraron los dos pequeños en el pozo también testificaron ante el juez al final de la sesión de este miércoles. Los dos contaron que estaban dando un paseo cuando escucharon los gritos. Al llegar, vieron que la niña estaba encogida, intentando protegerse, y sin fuerzas. "El niño sí estaba más activo. Muy atacado. Decía que un hombre les había tirado. Llamamos a 112 Emergencias enseguida".
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