_
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Partit Socialista

Quiero decir alto y una sola vez que votaré a Toni Gaspar. Mientras tanto leo y releo a Pío Baroja

Pío Baroja, excelente novelista al que todavía hoy podemos leer con ganancia y mucho goce, tenía una portentosa imaginación. Pero tenía también una gran capacidad para observar su entorno, para enjuiciar, para dictaminar. En términos políticos, Baroja siempre estuvo fuera de lugar, ajeno a lo que se le caía encima una y otra vez. Sus opiniones no eran nada complacientes.

Por ejemplo, descreía del sistema de partidos. No eran pocos los que compartían su valoración. A comienzos del siglo XX, autores de acreditada obra no era partidarios del sistema representativo. Había en ellos, en sus posturas juveniles, algo aristocrático y algo anarquizante, una acracia instintiva, un rechazo de lo inerte, de lo viejo, de lo muerto. Y había un repudio de los organismos en los que se hacía efectiva la vieja política.

En 1904, el diagnóstico que Baroja presenta de los partidos no podía ser más sombrío: su práctica, decía, “se sostiene sobre una base enorme de vividores, de chanchulleros y de chantajistas”. Más aún, cada político “representa, por lo menos, unos cuantos matones, unos cuantos bandidos, unos cuantos explotadores”. Ciertamente tajante, expeditivo…

Siglo y pico después, no podemos decir que los vividores, los chanchulleros y los chantajistas son el alma del partido: por ejemplo del partido socialista. Tampoco podemos sostener que en torno a las organizaciones haya ejércitos de matones, bandidos o explotadores. Pero hemos de admitir que hay vividores, chanchulleros y chantajistas que se cuelan en los partidos actuales a ver si medran o se lucran, a ver si obtienen puestos y con ellos recursos y poder con los que presionar. Matones, etcétera, haylos, sin duda: gente ufana, chulesca, que te amenaza al modo de los brutos.

El Partit Socialista de País Valencià está viviendo estos días un proceso de primarias abiertas que culmina el próximo domingo con la elección de uno de los candidatos presentados: Toni Gaspar y Ximo Puig. No creo, no quiero pensar que el proceso esté rodeado de vividores o de matones. Antes al contrario, he conocido militantes y simpatizantes del PSPV que son ejemplo de entrega sin aguardar nada a cambio. Toni Gaspar ha hecho de este lema su divisa: sin esperar el respaldo de aparatos o fontaneros. Es un ejercicio admirable.

Por su parte, Ximo Puig, de trayectoria irreprochable al decir de quienes lo conocen, aspira igualmente al liderazgo del PSPV. Se ha visto auxiliado por el aparato, gentes que tal vez temen perder su puesto, sus prerrogativas o sus años de entrega al partido, de control de la organización.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

¿Qué les pediríamos quienes, sin ser militantes, nos hemos apuntado para registrarnos y poder votar? Que acepten realmente que son unas primarias: que hay dos candidatos, no un ungido y un comparsa. Que tenemos derecho a elegir a quien demuestre empuje, coraje, discurso, ideas. Que, además, pueda tener hooligans no garantiza nada. Entre ellos, hay siempre vividores, bandidos y hasta familias políticas de linajes arraigados. Felizmente, el PSPV saldrá adelante y con bien.

Quiero felicitar a ambos candidatos por su fair play. Y quiero decir alto y una sola vez que votaré a Toni Gaspar. Mientras tanto leo y releo a Pío Baroja.

 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_