A ritmo de chotis y música tecno
'Madrid Enverbenado' mezcla en una comedia casticismo y lenguaje escénico moderno
¿Qué tendrán las comedias que son tan trágicas? Comienzan con una risita tonta ante lo vergonzoso, pasan por una carcajada agria y suelen terminar con un alboroto de aplausos y risotadas. Sin duda hacen desternillarse al espectador, pero la realidad que provoca la gracia, a veces, es amarga. Madrid Enverbenado, que se puede ver durante marzo en el Espacio Labruc, es una comedia musical que vuelve sobre los casticismos y tópicos juveniles más grasos de la capital mezclados con un lenguaje escénico moderno.
El montaje presenta una generación perdida en una relación de amor odio con Madrid: desean abrazar las opciones que la urbe proporciona y aborrecen ser ninguneadas por el éxito. Los cuplés de principios del siglo XX, versionados y alternos con música contemporánea, aderezan la lucha entre las dos posturas vitales contrarias de los personajes: Rosa y Álex. Ella es la prima ingenua de pueblo que llega a la ciudad con voracidad por descubrir lo nuevo; él es el reflejo de su posible futuro, el estadio de los foráneos que fracasan, un artista contemporáneo que ha sido engullido por las dimensiones de la urbe. La fogosidad de los inicios frente al hoyo de tierra de la decepción.
Todos los clichés que rodean la vida en la gran metrópoli se cosen a mantillas, claveles rojos y chotis para caracterizar la imagen de la capital como cuna y cementerio de grandes talentos. La obra aprovecha la trillada idea de Madrid como tierra de nadie y de todos pero que, por reiterativa, no es menos verdadera, sino que refuerza la inclusión de cada uno de los espectadores en la ficción.
El neofolclore de esta recién nacida compañía —se estrenó en 2012 en el Festival Talent Madrid con la pieza #lasfiestasdelpueblo— se gana la risa del público al convertirlo en cómplice de la acción. Cada uno aplaude, canta y baila cuando le da la gana.Las pequeñas dimensiones de la sala propician una sinergia entre actores y público y entre los asistentes mismos, que cambia en cada pase. A algunos, tanta explosión de excentricidades les hace sentirse incómodos y se esconden entre sus propios hombros. No por ello están a salvo de los personajes. Otros participan en el espectáculo con silbidos y piropos a los actores.
La puesta en escena es más que sencilla: dos actores y un teclista, unos juegos de luces y unos cambios de vestuarios tan cutres e imprevisibles como los personajes. El folclore clásico lo representa Rosa; el actual, Álex. Ambas tendencias conviven en los rincones y tabernas de Madrid y casan también en la pieza. El protagonista masculino es un artista frustrado, todo un moderno, esa plaga hipster extendida por la ciudad hace tiempo. Sus señas de identidad: cazadora de cuero y pantalón pitillo. Como requisito indispensable, escuchar música alternativa, es decir, que solo la conozcan unas tres o cuatro personas. Si supera los 10 aficionados, se convierte en un grupo pasado de moda.
Rosa descubre a su primo bajo esta apariencia ajena y extraña a sus recuerdos infantiles y a sus faldas de tablas largas. Álex se encuentra fortuitamente a la que puede ser su salvadora. En un momento en el que solo se plantea el fin de su vida, Rosa rompe su monotonía suicida.
El deseo, el escepticismo, las drogas, la música tecno, los cuplés, se citan en esta comedia ligera para cambiar la vida de los protagonistas en una sola noche de paletismo y pathetismo burlesco.
Madrid Enverbenado. Espacio Labruc. Todos los viernes y sábados de marzo, a las 20.00. Precio: 14 euros.
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