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Tormenta por El Cabril

La propuesta de ampliar el cementerio nuclear vuelve a generar polémica entre los habitantes de la comarca

Almacén de residuos nucleares en El Cabril, Córdoba.
Almacén de residuos nucleares en El Cabril, Córdoba. juan manuel vacas

La sierra de Córdoba sufre un déjà vu, vuelve a escuchar los mismos gritos y eslóganes ecologistas contra la presencia del cementerio nuclear de El Cabril que se escuchaban a mediados de los ochenta, cuando se anunció la construcción de este almacén de residuos radiactivos de media y baja intensidad. Ahora, los gritos y las protestas se escuchan después de que el presidente de la Empresa Nacional de Residuos (Enresa), Álvaro Rodríguez Beceiro, anunciase hace unas semanas que estudiaban su ampliación.

 Según las previsiones, la generación total de residuos de media y baja intensidad prevista es de unos 180.000 metros cúbicos. De estos, 90.000 serán de media y baja y 90.000 de muy baja, procedentes en su mayoría de las seis centrales nucleares españolas. Actualmente, El Cabril está al 70% de su capacidad actual y podría albergar esa cantidad de residuos pero existe un desfase. El cementerio está preparado para recibir hasta 50.000 metros cúbicos de residuos de baja y media intensidad (faltarían 40.000 para atender a las previsiones); mientras que su capacidad para albergar residuos de muy baja intensidad alcanza los 130.000 metros cúbicos. Su ampliación responde entonces a superar ese desfase.

La respuesta a esta ampliación ha sido inmediata entre los grupos ecologistas. La Asamblea Antinuclear de Córdoba reunió a 200 personas a las puertas de la Subdelegación del Gobierno en Córdoba para protestar contra el anuncio de Enresa. Muchos de los manifestantes eran los mismos, solo que con unos años más. La Asamblea registró un escrito para demandar más información sobre el proyecto de Industria en El Cabril, ya que sus portavoces critican que “lo que sabemos es a través de los medios de comunicación”. Por eso, han denunciado el “secretismo” con el que trabaja Enresa. Además, han anunciado más protestas para exigir “el cierre inmediato de El Cabril”. El histórico líder ecologista en Córdoba José Larios recordó en la manifestación el pasado de El Cabril y explicó el material radiactivo que acoge desde su primitiva construcción, en el año 1961 en el interior de una antigua mina.

La Junta se ha unido a esta oposición frontal y apuesta por cerrar y clausurar el cementerio nuclear de El Cabril una vez que sus actuales instalaciones alcancen el 100% de su capacidad. La delegada del Gobierno andaluz en Córdoba, Isabel Ambrosio, recordó que “el Parlamento andaluz en el año 2006, con la unanimidad de todos los grupos, ya rechazó una ampliación del equipamiento”, por lo que “una vez que se colmate y llegue al 100% de la ocupación el equipamiento debería clausurarse y cerrarse”.

En medio de la tormenta desatada por la posible ampliación del cementerio nuclear, los alcaldes de los cuatro municipios colindantes, Hornachuelos, Fuente Obejuna, Las Navas y Alanís, exigieron que se sigan recibiendo las ayudas de 400.000 euros anuales que recibían de la Fundación Enresa y que se han cortado al disolverse este organismo. El director —gerente de la extinta fundación—, Arturo González, aseguró a los alcaldes que la empresa invertía en los pueblos. Los regidores también le pidieron que se cumplan los convenios retrasados y los que esperaban. González respondió, no obstante, que “a los ayuntamientos no se les debe nada, ya que el último convenio data de 2013 y ese se está cumpliendo o se cumplirá si no se han completado los gastos”.

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