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50 años de energía neoexpresionista

El Museo de Bellas Artes de Bilbao dedica una antológica al artista alemán Markus Lüpertz

El País
Markus Lüpertz, a la derecha, junto a su galerista Michael Werner en una de las salas de su antológica en el Museo de Bellas Artes.
Markus Lüpertz, a la derecha, junto a su galerista Michael Werner en una de las salas de su antológica en el Museo de Bellas Artes. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

El Museo de Bellas Artes de Bilbao estrena una exposición antológica del neoexpresionista alemán Markus Lüpertz (Liberec, República Checa, 1941) que muestra 50 años de trayectoria a través de una colección de  60 pinturas, 19 esculturas y 12 obras sobre papel.

En Markus Lüpertz. 1963-2013  el recorrido cronológico arranca con la respuesta del artista al arte pop de los países anglosajones en los años 60 del siglo XX con una obra de la serie Pato Donald. (1963). La sobras seleccionadas muestran la revisión de Lüpertz de la historia alemana, sus investigaciones sobre la figura humana a través de la obra de maestros como el escultor francés Aristide Maillol o su interés por la mitología y el arte de la Antigüedad.

La exposición revela como en los últimos 20 años el artista ha entrado en el tema del paisaje. Entre 1997 y 1999 Lüpertz pintó paisajes y bodegones con carácter de vanitas y con la calavera como motivo recurrente, en los que experimentó con una técnica de la yuxtaposición. Esta etapa culminó con una serie de pinturas en las que representó los árboles situados frente a su estudio de Düsseldorf mezclados con fragmentos abstractos.

Una escultura de Markus Lüpertz.
Una escultura de Markus Lüpertz. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Lüpertz ha elogiado el trabajo del comisario en la organización de la antológica.  "Ha sido capaz de acercarme a mi propia obra", ha dicho. "Me emociona ver cómo ha sido capaz de dar una visión sencilla y correcta de mi obra, que me anima a seguir trabajando, me indica que el camino que he llevado hasta ahora es el correcto". Ante su obra en distintos soportes ha destacado la importancia de la pintura. "Es mi vida, además de ser una forma de expresión que me gusta defender en estos tiempos llenos de estímulos", ha señalado. "No se puede terminar ni se puede limitar,  pero puede llegar a olvidarse". 

La exposición acaba con las piezas de los últimos años, en las que el artista ha vuelto la mirada hacia las primeras obras, plasmando torsos, motivos como el caracol, o paisajes con referencias a las esculturas griegas clásicas. 

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Lüpertz pertenece a la generación de artistas alemanes surgida tras la Segunda Guerra Mundial. Integrante del grupo que, en origen, se denominó, Neue Wolden, los nuevos salvajes o los nuevo expresionistas, concibió un modo personal de hacer figuración, manifestado en su interés por el cuerpo humano y el pasaje, tomando como fuente de inspiración diversas manifestaciones culturales como la metodología griega, los maestros de la historia del arte o la música sinfónica.

Tras instalarse en 1948 con su familia en la República Federal de Alemania inició su trayectoria artística como pintor en la década de los sesenta. Lüpertz ha compaginado su labor artística con la docencia y su trabajo como rector en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, cargo que ejerció durante más de veinte años desde 1988 hasta 2009. 

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