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El profesor detenido del Valdeluz acumula ya 15 denuncias por abusos

La policía interroga a víctimas que sufrieron tocamientos con seis y siete años

F. Javier Barroso
Entrada del colegio concertado religioso Valdeluz Agustinos.
Entrada del colegio concertado religioso Valdeluz Agustinos.luis sevillano

El Servicio de Atención a la Familia (SAF) aumenta poco a poco el número de denuncias y de posibles víctimas del profesor del colegio concertado religioso Valdeluz Agustinos, Andrés Díez Díez, de 51 años. Ayer eran ya 15 las jóvenes que habían sufrido, supuestamente, abusos sexuales por parte de este docente. Algunas de ellas han declarado que tenían tan solo seis o siete años cuando el maestro la sometía a tocamientos de sus partes genitales. En general aprovechaba las clases de piano, donde la alumna se encontraba sola con el docente para el presunto acceso carnal.

La policía cree que el número de víctimas podría crecer en los próximos días, sobre todo, al contactar con algunas alumnas que ya han salido del colegio Valdeluz. A los 15 delitos denunciados se unen además otras dos faltas de vejaciones, ya que la gravedad en estos casos es menor. Andrés Díez se encuentra en prisión desde el pasado viernes tras pasar a disposición judicial.

La forma de actuar del supuesto abusador se repite como un patrón único en todos los casos. Conforme pasaban los días, el profesor intentaba ganarse la confianza de las alumnas a las que llegaba a regalar incluso clases extras en la academia Melodía Siglo XXI, que regentaba en unos locales contiguos al colegio Valdeluz. Como se trataban de clases de piano, el docente se sentaba en la banqueta junto a alumna a la que marcaba el ritmo con toques reiterados en una pierna. A partir de ahí subía a otras partes más íntimas.

Las jóvenes pidieron no acudir a clases con el docente de música

Otra forma de actuar consistía en situarse detrás de la estudiante y a partir de ahí abordarla, según fuentes de la investigación. Una de las estudiantes se dio cuenta de que Díez Díez no estaba haciendo algo bien cuando durante una clase se retiró rápidamente al abrirse la puerta del aula donde estaban. Desde entonces, pidió que no la llevaran a clase con el presunto abusador.

Algunas alumnas también han declarado que llegaron a odiar las clases de música y en especial el piano, debido a estos abusos. Muchos padres, de hecho, no llegaban a comprender ese rechazo de las jóvenes, máxime cuando Andrés Díez las seducía diciendo que estaban muy capacitadas para la música y que podrían hacer una gran carrera con ese instrumento.

Fuentes de la investigación han explicado que el juez ha unificado todas las denuncias y que ha intentado eliminar aquellos delitos en los que ha mediado la violencia y la intimidación (hasta el momento solo se ha dado un caso) para centrar el caso en los delitos continuados de abusos. Esas mismas fuentes no han descartado que algunos delitos hayan podido prescribir. Esto ocurre cuando pasan cinco años desde que la víctima alcance la mayoría de edad.

La detención de Díez Díez sorprendió a su familia, en especial a su esposa, que tiene unos 20 años más que él. También fue una sorpresa para la hija de ella, que negó en principio todo lo que había ocurrido. Esa actitud contrasta con la que ofreció en todo momento el docente. Este se mostró “muy frío y distante”, sin que dejara entrever ningún sentimiento. Se negó a declarar ante la policía durante los tres días que estuvo detenido en la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Tan solo lo hizo ante el juez, cuyo interrogatorio duró cerca de tres horas y media.

Fuentes del caso Valdeluz rechazan en principio que pueda haber más compañeros de colegio acusados de encubrimiento, como ocurrió con el director del centro, Eustaquio Iglesias, y el jefe de estudios, Juan José de Cossío. Fue la declaración de este último el que propició el arresto de ambos al confirmar que el caso se sabía desde hacía años y que no habían tomado ninguna medida para evitarlo. Eso sí, parecía ser un secreto a voces dentro del colegio, ya que bastantes docentes conocían de las quejas de las alumnas.

Un caso problemático es el del psicólogo del Valdeluz, que se ha acogido a su secreto profesional para no acudir a la policía o la fiscalía. También se ha exculpado de cualquier responsabilidad gracias a que informó a los padres de las respectivas alumnas de que estaban siendo víctimas de abusos sexuales.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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