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Paisajes desmontables

Representante de la figuración de los 90, Joël Mestre reencuentra a sus colegas en una colectiva

El pintor Joël Mestre en su estudio de la Finca Roja de Valencia.
El pintor Joël Mestre en su estudio de la Finca Roja de Valencia.jesús císcar

Dentro de la Finca Roja, edificio valenciano heredero de la denominada Escuela de Ámsterdam que es la Finca Roja de Valencia, montó hace dos años su estudio Joël Mestre (Castellón, 1966). Antes, pintaba "los cuadros más grandes en las habitaciones más pequeñas" de su vivienda, en este emblemático edificio. Ahora, con más espacio, “pinto más pequeño”, confiesa el pintor castellonense ante un ventanal que mira al excepcional parque interior donde dos ancianas conversan en un banco a la luz del mediodía.

Mestre saca dos retratos de Sánchez Ferlosio y de Juan Benet a medio hacer para una futura exposición colectiva y sí, son más pequeños que los sobrantes de la exposición individual. El vecindario se moviliza, que inauguró en 2012 en My Name’s Lolita Art, la sede madrileña de la galería creada en 1988 en Valencia. Tan mediático título no solo acogía referencias a los mass media, sino también a pantanos y obras de ingeniería, tan relacionados con el Benet que “va desmontando el paisaje” como con el Sánchez Ferlosio que “desmantela la escena mediante asociaciones imprevisibles” y deja “plagado de pecios el fondo literario”.

Joël Mestre ha vuelto esta semana a la misma galería en otra colectiva. En Paisaje de encargo se ha encomendado a todos los participantes intervenir artísticamente a partir de una misma imagen lacustre de Canadá. Él ha escogido hablar de la foto del paisaje antes que del paisaje mismo, con ese lenguaje tomado de los medios de comunicación de masas del que es notable especialista y que ya le hizo destacar en los 90. En esta colectiva lo acompañan algunos artistas (Charris, Sicre, De la Torre) con los que compartió la seminal Muelle de Levante, inaugurada en Valencia en 1994, y convertida en escaparate de la figuración metafísica del momento. Solo dos años después, en 1996, uno de sus comisarios, Juan Manuel Bonet (que ejerció este papel junto a Nicolás Sánchez Durá), lo consideraba “un pintor ya imprescindible”.

“Están muy activos los integrantes de aquella colectiva del 94”, asegura Mestre al tiempo que recuerda que muchos de ellos, también Dis Berlin, volvieron a coincidir en la muestra Sur/Sud sobre La nueva figuración en España que desde mediados de 2013 se pudo ver en Toulon (Francia). “Cada uno llevaba su propia línea y ha buscado en estos veinte años su forma de renovar el discurso”, puntualiza es te creador que da clases de pintura y medios de comunicación en la Universidad Politécnica de Valencia e imparte en París y Bruselas talleres de pintura española actual, de la que “se sabe poco por ahí, más allá de Barceló o Arroyo”.

Cuelgan de las paredes del estudio extraños objetos que “no tienen finalidad a corto plazo, aunque”, estima, “ejercen un efecto regenerador sobre mi trabajo”, y que a lo mejor acaban formando parte de un cuadro o incluso de una exposición. Inquietantes estructuras óseas, diseños de packaging sin objeto alguno, o juegos de construcción con fragmentos de botellas de leche marcan un territorio entre la rázón y la imaginación, entre lo absurdo y lo real, tan propio de Jöel Mestre como de esa espectacular Finca Roja que a veces uno se pregunta cómo llegó a parar ahí.

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