MCC deja Fagor y Edesa al albur del proceso concursal
Los impulsores del plan de viabilidad aseguran que su proyecto tenía “garantías suficientes de rentabilidad”
La última tabla de salvación de Edesa y Geyser-Fagor, si no media antes y pronto la intervención multimillonaria de un inversor externo, será el desenlace del procedimiento concursal en el que está inmerso todo el entramado cooperativo de Fagor Electrodomésticos. En la fábrica de Edesa, en Basauri, han escuchado en las últimas semanas “muchos cantos de sirena”, afirma José, un socio, sobre el interés de un grupo egipcio y otro argelino, aunque los trabajadores habían depositado toda su confianza en el auxilio de la Corporación Mondragón, a la que pertenecen. Pero esta ha dicho “no” al plan de viabilidad de la fábrica y ahí se han esfumado todas las esperanzas de reanudar la actividad.
“Ha sido una espera demasiado larga para recibir la peor contestación”, se lamenta José, quien reconoce que muchos de sus compañeros ya habían asumido que la Corporación Mondragón iba a darles “la espalda”. El silencio de MCC y Gobierno vasco nos condenan a todos, rezaba la pancarta que portaban el pasado viernes un grupo de trabajadores de Fagor, Grumal y Edesa en su protesta por las calles de Vitoria y ante el Parlamento. El “silencio” y el “ocultismo” de la cúpula corporativa, aseguran los empleados, ha sido la principal queja que han demostrado desde que en diciembre pasado presentaron un plan para reflotar los negocios de Confort: la fabricación de calentadores en la planta Geyser de Bergara y de termos y acumuladores en la de Basauri.
El proyecto de salvación pasaba por realizar una “reestructuración importante” para “volver a formas de funcionar que en el pasado no reciente se había demostrado eficaces y habían dado resultados positivos durante años”, según el grupo promotor, dirigido por Koldo Ortueta y en el que han intervenido ocho personas “con amplia experiencia en el área industrial y comercial de Fagor y en los órganos de representación de la cooperativa”.
El plan necesitaba una inyección de 20 millones de euros, procedentes de ayudas del Gobierno vasco, las diputaciones de Bizkaia y Guipúzcoa, la Corporación Mondragón y entidades financieras como Kutxabank y Laboral Kutxa. Esa cifra fue actualizada posteriormente, según aclararon ayer los redactores del plan en una comparecencia en las instalaciones de Edesa. Las necesidades financieras actuales, reducidas por “la implicación de los proveedores” y el asesoramiento de la corporación, se sitúan finalmente en 12 millones de euros, de los que ocho serían para el circulante. “Estas necesidades bajan sustancialmente en los siguientes años, hasta situarse en torno a los seis millones”, explicaron.
Los trabajadores de Edesa preveían que el resultado operativo o Ebitda del negocio generado el primer año sería del 1,5%, pero pasaría a valores superiores al 7% a partir del segundo ejercicio. Además de la búsqueda de la rentabilidad de la actividad, los impulsores del proyecto se habían fijado como “principal objetivo” el logro de mantener “más de 300 puestos de trabajo directos, además de otros 100 indirectos”.
La salida de Edesa y Geyser era posible, según explicaron, porque el proyecto tenía “garantías suficientes de rentabilidad” al contar con “el dominio y el control de unos mercados naturales (España, Portugal, Norte de África), en los que hemos sido líderes y el know-how (conocimiento), costes y calidad de nuestros productos”.
La fórmula presentada no ha llegado a buen puerto. El Consejo General de Mondragón resolvió el viernes por la tarde desestimar su participación en esta aventura porque “plantea dudas sobre la viabilidad sostenida en el tiempo a medio y largo plazo”, además de requerir la colaboración de un grupo empresarial externo. Los empleados consideran que “cualquier actividad empresarial, por muy rentable que sea, tiene este tipo de dudas”. “Es imposible presentar un proyecto empresarial con dudas cero, y más en la coyuntura actual”.
El Gobierno vasco, que hasta ahora había sido muy crítico con las decisiones de la corporación, considera esta vez que la decisión de rechazar la propuesta de Edesa-Geyser “ha sido suficientemente contrastada bajo criterios de viabilidad”, opinó la consejera de Desarrollo Económico, Arantza Tapia, a través de un comunicado.
Todos los socios de Edesa han sido convocados a una asamblea general extraordinaria —el día 25 de febrero en Basauri— en la que se votará la “aprobación y ratificación del ERE de extinción” de la compañía. El Juzgado de lo Mercantil admitió a comienzos de febrero la solicitud para extinguir 82 contratos en Edesa, además de 106 de Fagor y 147 de Grumal.
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