¡Tíntame el pelo, Juan!

1. Juan de Grado. Es un peluquero artesanal maravilloso. En su salón siempre suena música clásica y, nada más entrar, te pone un té. Es muy culto y, además de acicalarte, puedes hablar con él de la vida, la política, la cultura… Te ríes un montón. Además de esa faceta de psicólogo, es el que mejor tiñe de España. Un lugar al que ir sin prisas (Apodaca, 11).

2. Teatro Lara. Se ha convertido en un referente cultural de Malasaña con una programación maravillosa. La bombonera es preciosa y en el hall se puede ver mucha escena alternativa. Un día hay teatro de toda la vida; otro, musicales y el siguiente, un concierto o una obra infantil (corredera baja de San Pablo, 15).

3. A Dos Velas. Este restaurante además de ser económico y tener platos superricos, muestra mucho movimiento en la Red. Son un poco agitadores culturales desde su espacio gastronómico. En sus mesas, te puedes encontrar fácilmente sentado a alguien del mundillo (San Vicente Ferrer, 16).

4. Las Matas. Vivo en este campo, a las afueras de Madrid, entre Las Rozas y Torrelodones. Cerca de mi casa hay una vega con un circuito perfecto para caminar. En los alrededores se pueden ver musgo, jaras o enebros. Y si llegas hasta el monte de El Pardo, los ciervos.

5. Museo Lázaro Galdiano. Tengo mucho cariño a este espacio que esconde joyitas. Merece la pena recorrerlo, no solo por disfrutar de su variada colección, sino como lugar inspirador. Hace años, estaba preparando la última comedia que escribió Lope de Vega, Las bizarrías de Belisa. Interpretaba a Belisa. Paseando por el museo me topé con La condesa de Monterrey, un cuadro de Carreño de Miranda Bizarra que encajaba con el personaje de la obra. Merece la pena ir de vez en cuando (Serrano, 122).

6. La Infinito. Es una librería en la que te puedes tomar un café, comprar un libro o ver un recital que se organice en su pequeño escenario. El sitio es perfecto para empezar un plan en la ciudad. Es una monada (Tres Peces, 22).

7. Sala Berlanga. Estos cines de toda la vida —antiguamente eran el cine California, una de las pocas salas de Madrid donde se estrenó La naranja mecánica— siguen siendo muy interesantes porque programan maravillosamente. Además de alguna lectura dramatizada, se pueden ver cosas diferentes fuera de los circuitos más comerciales. Un ejemplo: el documental Las maestras de la República, que acaba de ganar el Goya (Andres Mellado, 53).

8. Clamores. Sé que lo dice mucha gente, pero esta sala está de p***a madre. He oído tango, jazz, blues y descubierto artistas que no conocía (Alburquerque, 14).

9. Azahar. Es un local pequeño, casi un take away, pero en lugar de comida rápida tienen en su carta los mejores arroces de la capital. Lo lleva un matrimonio valenciano, majísimos, y tiene unos precios imbatibles. Siempre que puedo me llevo una ración de arroz a banda (Atocha, 111).

10. Auditorio Nacional. Junto al Teatro Real, es uno de los mejores lugares de Madrid para escuchar música. Una de las últimas interpretaciones que vi contaba con la violinista alemana Sophie Mutter. La gente debería de incluirlo entre sus opciones de ocio (Príncipe de Vergara, 146).