Un año sin Federico García Herraiz
Una jam session en el Jimmy Glass Jazz rendirá tributo al fallecido crítico de EL PAÍS
El Jimmy glass jazz bar organiza el próximo viernes, día 14, una jam session en recuerdo de Federico García Herraiz, crítico de jazz de este periódico, cuando se cumple un año de su muerte. El local de la calle Baja ha recogido la antorcha que prendieron, hace tiempo, Tres Tristes Tigres y Perdido, y monta con frecuencia actuaciones de jazz en la noche valenciana. Federico, habitante hasta altas horas de la madrugada de aquellos clubs desaparecidos, también fue asiduo del Jimmy glass en la medida en que su enfermedad se lo permitió. Se hacía reservar entonces una de las mesitas que casi tocan el escenario, encargaba un buen bocadillo y el acompañamiento alcohólico pertinente, tomaba breves notas en algún papelito todavía más breve (posiblemente una servilleta de papel), y disfrutaba como un loco cuando el concierto era bueno. En el descanso, o al salir, hablaba con los músicos, con Chevi (el dueño del local), con los camareros y con todos los que se acercaban a saludarlo, porque en la última etapa ya no podía ir él, como antes, a charlar con todo el mundo. En el Jimmy glass tuvo Fede sus últimas experiencias del jazz en directo. Y las tuvo como, si se puede, hay que tenerlas: un sitio pequeño, cerca de los músicos, con el suave run-run de un público que no calla rígidamente como en las salas de conciertos, pero donde se producen silencios tensos y apasionados si los intérpretes dan tanto en el clavo que dejan mudos de asombro a los oyentes.
La iniciativa de este homenaje partió de su familia, y ha sido secundada por músicos, Culturarts, el Jimmy glass (que cede el local), amigos y prensa. Hay que citar, en lugar muy destacado, al pianista Tino Gil, cuyas actuaciones en la Cervecería Madrid fueron tan frecuentadas por Federico y que, luego, lo visitaba muchas veces en casa, cuando salir a la calle se convirtió en problema mayúsculo. Se daban ambos, esos domingos por la tarde, buenas sesiones de discos y vídeos de jazz.
Junto al piano de Tino, José Luis Porras (contrabajo) y Miquel Asensio (batería), constituirán la sección rítmica, a la que, muy probablemente, se irán sumando, en jam session, otros músicos. Entre el público estaremos muchos de los que aprendimos con Fede no sólo criterios estéticos, sino, sobre todo, esa manera expansiva y contagiosa de disfrutar el swing de una orquesta, el feeling de una voz o el latido de un instrumento. La unión de exigencia y alegría desbordante en la recepción de la música fue, precisamente, la mejor seña de identidad de Federico. Alegría que, desde luego, se generaba con el jazz por encima de todas las cosas, pero que estimulaban también, en dosis altas, otros muchos placeres de la vida: buena mesa, buena lectura, buena compañía...
Federico G. Herraiz fue, desde los años 70, el más competente erudito de Valencia en lo que se refiere al jazz. Hizo crítica de este género en este y otros periódicos, en todas las revistas especializadas que se han publicado en España, en la cartelera Turia, redactó notas para programas de distintos festivales, fue miembro del jurado en concursos y premios, participó en las actividades de promoción del jazz llevadas a cabo en diversas poblaciones valencianas, así como en conferencias y mesas redondas de distintas universidades e instituciones, redactó notas para carpetillas de discos, publicó libros y fascículos sobre el tema, monografías en torno al jazz valenciano, y recopiló, por último, una de las colecciones de discos de jazz más completas de este país. En definitiva: se constituyó en mina inagotable de registros sonoros, datos, criterios y entusiasmo, ayudando a muchos intérpretes y aficionados en el acercamiento a una música que, siendo sinceros, ni es tan sencilla de tocar ni tan fácil de entender como a veces se cree.
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