Camps, Barberá y el ojo del huracán

El expresidente de la Generalitat Francisco Camps y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, han logrado desde que estalló el caso Nóos mantenerse en el ojo del huracán, esa zona calma rodeada de tormentas. Ambos sortearon la imputación, después de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana no hallase indicios suficientemente sólidos, el pasado mes de septiembre, como para encausarlos. Una opinión que contradijo la del juez instructor de Palma de Mallorca, que en su petición al TSJ se había mostrado convencido de que “sin el beneplácito del presidente, don Francisco Camps, no se comprende ese sometimiento de la Generalitat Valenciana a las exigencias de don Iñaki Urdangarin cuya presencia detrás de la Asociación Instituto Nóos era de dominio público en el ámbito de dicha Administración".

El devenir de la instrucción requirió entonces a Camps y a Barberá como testigos para aclarar su intervención en la decisión de adjudicar a Nóos la celebración de las tres ediciones del Valencia Summit y del convenio para organizar unos Juegos Europeos. Un proceso en el que también ha declarado como testigo el exconsejero de Economía y Hacienda y ahora diputado en el Congreso Gerardo Camps. Un objetivo hacia el que también han apuntado algunos de los testimonios realizados ante el juez Castro.

La línea argumental de los principales responsables políticos que facilitaron la entrada de Nóos en Valencia es que ni ordenaron, ni firmaron los convenios con el instituto de Iñaki Urdangarin y Diego Torres. Pero entonces ¿quién dio la orden? En el caso del convenio para impulsar unos Juegos Europeos consta una decisión formal del Gobierno valenciano presidido por Camps, tal y como declaró en su día el ex consejero Esteban González Pons.

En los Valencia Summit, la tormenta ha estallado con toda su virulencia entre cargos del segundo escalón, con las imputaciones de Luis Lobón, Jorge Vela y José Manuel Aguilar, entre otros. Aunque algunos de ellos parecen decididos a no pagar por la responsabilidad de sus jefes, de ahí que hayan solicitado la comparecencia de testigos y correos electrónicos para acabar con el ojo del huracán.