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El consejo profesional de TV-3 dimite por la cobertura de la protesta

Los trabajadores votan hoy si convocan huelga indefinida o paros parciales

La protesta de los trabajadores de TV-3.
La protesta de los trabajadores de TV-3.ALBERT GARCÍA

La protesta de los trabajadores que mantuvo a la dirección de TV-3 retenida durante doce horas en un despacho tuvo las primeras consecuencias este miércoles. El consejo profesional de TV-3, el órgano por el que los trabajadores defienden su criterio profesional, dimitió en bloque para protestar la cobertura que los servicios informativos dieron de la acción. El Telenotícies Vespre, el principal informativo del canal autonómico, dedicó menos de un minuto a la información y la ubicó al final del noticiario. El canal de noticias 3/24 también habló de las protestas en sus bloques horarios.

El consejo profesional denuncia que tanto el TN como el 3/24 ofreció "una información dictada por la dirección que no respondía a criterios profesionales". Los trabajadores explican que durante toda la tarde del miércoles estuvieron negociando con los directivos para que la información respondiera a criterios profesionales, pero que fracasaron en su intento y el texto que leyó el presentador, Toni Cruanyes, fue sin consensuar. Por la noche, en directo, el presentador se disculpó: “Realmente, ayer [por el martes] lo podríamos haber hecho mejor”, dijo.

La dirección de TV-3 lamentó la decisión del consejo de redacción y aseguró que no tuvo "ninguna intención de opacidad informativa". Fuentes de la dirección apuntaron que la situación expcecional afectó al tratamiento del texto: "Mientras se discutía una de las partes estaba encerrada, sin poder salir", apuntaron. El principal motivo de discordia entre los directivos y el consejo de redacción fue el uso del verbo "retener" para hablar de la protesta de los trabajadores. En los bloques informativos de ayer, el tema se trató incluyendo la opinión del comité de empresa. El objetivo de los directivos de la televisión autonómica es normalizar la situación, y por ello no se plantean medidas discipinarias.

Los trabajadores celebraron el miércoles una asamblea para valorar la protesta. El ambiente entre los empleados está muy caldeado, ya que temen que el fin del convenio colectivo, que venció el pasado viernes, suponga una imposición de nuevas rebajas salariales. Desde el lunes, la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) aplica a los empleados el convenio del sector, con complementos para mantener el nivel salarial actual. Pero el tiempo apremia: la CCMA aplica el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, que marca 15 días para el inicio de la negociación y un mes para resolver unas conversaciones que llevan meses enrocadas.

En la asamblea se celebró como un éxito el bloqueo de la dirección, que logró una gran repercusión en las redes sociales y afectó a los ánimos de la dirección. "Vimos a Brauli Duart —presidente de la CCMA—, cabizbajo", apuntaron fuentes del comité de empresa. Sin embargo, los empleados rechazan de momento insistir en acciones del mismo calado. La estrategia de ahora al fin de la negociación será volver a las huelgas. La asamblea de trabajadores propuso semanas atrás al comité que estudiara la opción de convocar una huelga indefinida. Los representantes de los trabajadores han preparado el paro total y han diseñado una propuesta alternativa con menos desgaste: combinar durante quince días, hasta el reinicio de las negociaciones, paros parciales con negarse a hacer horas extras. Esta fórmula, que según el comité fue bien recibida por los trabajadores, rebajaría el lastre económico de un paro indefinido y permitiría a los catalanes seguir viendo TV-3 con cierta regularidad. "No queremos dar la imagen de Canal9, con la televisión parada durante un mes", reconocen las mismas fuentes.

Los trabajadores votarán ente el jueves y el viernes, cuando 2.000 empleados están llamados a decidir la protesta, que sea cual sea el resultado empezará el lunes.

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Tras los incidentes del martes, los contactos entre la empresa y los trabajadores están prácticamente paralizados. Este miércoles, los jefes de área intentaron aplacar los ánimos conversando con los empleados, que pudieron exponer sus razones: esgrimen que la empresa tiene que ampliar un mes la vigencia del convenio porque no negoció en septiembre y se niega a sufrir un nuevo descenso de su salario, reducido entre el 10 y el 35% en los últimos años.

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