Coca-Cola pierde fuerza en Fuenlabrada
Los trabajadores llevan protestando desde el miércoles contra el cierre de la planta El ERE afecta a 1.250 empleados
Este viernes no les tocaba currar, pero ahí estaban, apostados a la puerta de su empresa. A primera hora de la mañana llegaban al centenar; llevaban gorras con el logo del famoso refresco y repartían cuartillas en las que ponía No al cierre de las plantas de Coca-Cola y Me echaron a la calle por avaricia, por sinvergüenzas sin escrúpulos.
Horas después apenas quedaba una decena. Los trabajadores de Casbega, en Fuenlabrada, llevan de protesta en protesta desde el miércoles, cuando Iberian Partners, la única embotelladora de Coca-Cola en España, formalizó su plan de reestructuración, que incluye el cierre de cuatro de sus 11 plantas (las de Asturias, Alicante, Palma de Mallorca y Madrid) y afecta a 1.250 empleados (30% del total).
"Sabíamos que planeaban un ERE (Expediente de Regulación de Empleo), pero no imaginábamos esto. Ha sido un bombazo”, comenta Alberto Pérez, un miembro del comité de empresa adscrito a Comisiones Obreras.
La compañía controlada por Sol Daurella, una de las mujeres más ricas de España, atribuye la sangría a un cambio en el modelo de distribución (de radial a circular) para así “optimizar recursos”, algo que en Fuenlabrada no ven lógico. “No tiene sentido abastecer el centro desde las zonas marítimas. Se les llena la boca hablando de ahorro y resulta que la planta más cercana está en Valencia, a 400 kilómetros. ¿Pretenden traer los trailers desde allí?”, se pregunta Marcelo Álvarez, secretario del comité.
Aunque Iberian Partners ha asegurado que va a recolocar a 500 personas, además de estudiar prejubilaciones “para los grupos de trabajadores en los que el acceso a la misma sea posible”, esta oferta tampoco parece cuajar en la localidad madrileña.
“Fuenlabrada es un referente; somos de los que más producimos [unas 110 millones de cajas al año, según el jefe de ventas] y nuestras condiciones laborales son las mejores. Nos quieren quitar eso, y lo van a conseguir haciéndonos partir de cero”, afirma indignado un operario de 36 años que lleva casi media vida en la fábrica y que prefiere no dar su nombre.
A los trabajadores concentrados delante de Casbega solo se les ilumina el rostro cuando algún vecino del pueblo pasa por delante de la planta y hace sonar el claxon en señal de apoyo. Están irritados. El día 28 de febrero la fábrica echará el cierre, y ellos estarán en la calle.
En respuesta a todas estas reestructuraciones, el comité de empresa anunció la semana pasada que el día 31 de este mes iniciarán una huelga indefinida. Ellos la habrían empezado en cuanto recibieron la noticia, pero la ley establece unos plazos y no lo permite. “Te hacen trabajar cuando ya te han dicho que esto se acaba, así que no estás a lo que tienes que estar”, comenta Andrés Gómez, un oficial de primera de 54 años. El viernes pasado su cuñado acabó en el hospital tras engancharse el pie con una carretilla tipo toro. “Si no lo pierde, quedará cojo. Laboralmente está muerto”, comentó apenado el día de lo ocurrido desde la Clínica La Luz.
“Estamos ante la famosa lucha de sables de los accionistas”, afirma Álvarez, el secretario del comité de empresa. Desde el organismo, integrado por CCOO, UGT y USO, albergan serias dudas de que Iberian Partners pueda realizar un ERE ya que, según dicen, no está claro qué tipo de relación mantiene la empresa con las distintas plantas. “Cada una tiene su número de identificación fiscal. Creemos que solo existe un vínculo comercial, no laboral; y, si es así, no pueden hacer lo que están haciendo”, explica el secretario antes de atravesar las puertas del recinto y meterse en la fábrica.
Por su parte, el Comité Regional del PSM ha instado al Gobierno regional a que salga en defensa de los puestos de trabajo en peligro, y evite el cierre “de una planta emblemática no solo en Fuenlabrada, sino en la Comunidad de Madrid”.
Aún en la calle, Litto, como le conoce todo el mundo, muestra con orgullo el cártel que lleva colgado al cuello. En él reza: Si en Madrid no se fabrica, en Madrid no se bebe. Un coche negro pasa por delante de Casbega. El conductor baja la ventanilla, saluda, y hace sonar el claxon.
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