Reflexiones sobre la unidad ‘abertzale’

El pasado 11 de enero, las calles de Bilbao se llenaron de personas que reivindicaban la paz y el respeto a los derechos humanos para todos. Ciertamente, la manifestación iba más allá, pues se trató de responder a la prohibición que Madrid dictó contra la manifestación en defensa de los presos que ya ha devenido tradicional en los primeros días de enero. La convocatoria por parte del PNV junto con los partidos que conforman EH Bildu ha abierto la reflexión sobre la unidad de acción abertzale.

No es la primera vez que en esta tribuna hago referencia a esta cuestión, y así lo veremos. Por de pronto, que la representación política en el Parlamento vasco que puede definirse como abertzale alcanza alrededor del 65%. Así supera ampliamente la representación de fuerzas podemos llamar unionistas. Por otro lado, no es aventurado decir que el apoyo al independentismo, y mucho más al derecho a decidir, ha crecido y crece alcanzando ahora cotas que nunca habíamos visto.

Ante esta situación, parece que la conclusión lógica no es otra que la necesidad de que aquellas fuerzas que tienen como objetivo estratégico el cambio absoluto del marco de relación con España, olvidando opciones intermedias que no son verdaderamente solución de un conflicto, actúen conjuntamente.

Lo cierto es que, a pesar de la apariencia lógica de lo dicho hasta aquí, no podemos obviar que esto es una simplificación, que hay más factores en la ecuación. Únicamente me referiré a dos. El fundamento del derecho a decidir y posteriormente la materialización de la decisión no tiene para los partidos de izquierda un fundamento en fueros y leyes viejas,. La cuestión del fundamento del derecho no es otra que la democracia, que el reconocimiento de derechos colectivos que están íntimamente ligados a los derechos de naturaleza económica y social.

Otra cuestión que no puede dejarse de lado es que la crisis económico-financiera y la recesión no solo económica, sino democrática, han tenido que ver con el crecimiento del apoyo social al soberanismo. Por esto, decía antes que ya había tratado la cuestión en esta tribuna, al considerar que la independencia si no es un medio para conseguir una transformación de la sociedad, no será, y de la misma manera, la transformación de la sociedad es imposible sin el ejercicio del derecho a decidir. Por eso, decía en aquel artículo que desde el punto de vista dialéctico no existe diferencia entre los partidos unionistas y el PNV, pues ninguno de ellos aspira a la trasformación de la sociedad y cambio del modelo.

Hoy por hoy, la independencia es un objetivo democrático que es herramienta de la garantía de otros principios democráticos, léase, las condiciones materiales, así como el equilibrio y la defensa de los sectores sociales menos favorecidos en la lucha de clases que la crisis actual ha puesto de relieve.

El PNV ha tomado partido en la confrontación social que vivimos y que, si se niega, en otra ocasión podré justificar sin mucho esfuerzo. El PNV ha optado por una posición objetivamente regresiva, Los datos son los datos: en el ámbito fiscal en Gipuzkoa, favorece a las rentas más altas, que pagarán menos; favorece a las rentas del capital frente a las rentas del trabajo y perjudica a los tramos de rentas más bajos.

La posición que adopta el PNV con el apoyo del PSOE y del PP, así como de sindicatos unionistas, en la gestión de Kutxabank perjudica gravemente a las personas, a aquellos que han sufrido abusos tales como clausulas suelo o IRPH. Es imposible que los partidos de izquierda real puedan asumir actuaciones y colaborar con ellas a cambio de acercarse a una pseudoindependencia de carácter formal que no es la que se define como objetivo estratégico del sujeto político de izquierdas transformador y soberanista.