Navarro y los críticos del PSC mantienen su pulso por la petición de la consulta
Lucena dice que no se le pasa por la cabeza que los críticos rompan la disciplina de voto
A 48 horas de que el Parlamento catalán vote la petición al Gobierno del PP para que transfiera a la Generalitat la competencia de convocar la consulta soberanista, el sector crítico del PSC y la dirección mantienen sus posiciones enfrentadas. La ejecutiva de este lunes ratificó la postura oficial de votar no, pero los dirigentes críticos insistieron en pedir libertad de voto o la abstención.
La falta de desacuerdo se volverá a repetir en la reunión que este martes mantendrá el grupo parlamentario y así las cosas es imprevisible aventurar qué sucederá el jueves. Pere Navarro, primer secretario del PSC, advierte desde hace semanas que romper la disciplina de voto acarreará “consecuencias” a los diputados díscolos y se da por hecho que eso se traduciría en la expulsión del partido. El mismo Navarro lo ha anunciado a cada uno de ellos en las reuniones individuales que ha mantenido. La ronda finalizó ayer con Àngel Ros, alcalde de Lleida, y la también diputada crítica Rocío Martínez-Sampere.
El 23 de enero de 2013 cinco diputados del PSC ya rompieron la disciplina de voto y se negaron a participar en la votación que aprobó la declaración soberanista. La insumisión se saldó con una multa, pero lo que entonces se desobedeció fue un acuerdo del grupo parlamentario. Si volviera a suceder lo mismo el jueves lo que se vulneraría sería un acuerdo del consejo nacional del PSC. El máximo órgano entre congresos acordó el pasado 17 de noviembre, con el 87% de los votos, que los socialistas se descolgaban del proceso soberanista y que a partir de entonces siempre votarían no.
“No hay margen. El PSC también tiene derecho a decidir”, replica Navarro
Pere Navarro esgrimió este argumento en la ejecutiva e insistió este lunes en que “no hay margen” para votar otra cosa que no sea lo que se aprobó. Maurici Lucena, portavoz parlamentario del PSC, dijo que los críticos aceptaron “deportivamente” el acuerdo de la ejecutiva. Cuatro de los cinco diputados díscolos de hace un año forman parte de esa dirección y reclamaron que el PSC deje libertad de voto o que se abstengan, porque votar no los equipararía con el PP y Ciutadans. El resto de partidos (CiU, Esquerra, ICV y la CUP) han suscrito la resolución, en la que solicitan el traspaso de la competencia a la Generalitat para convocar la consulta al amparo del artículo 150.2 de la Constitución. Ese acuerdo se llevará luego al Congreso como proposición de ley.
Navarro argumentó ayer para defender la postura oficial que el PSC “también tiene derecho a decidir” y que no se trata de un tema de conciencia que permita dejar libertad de voto a los diputados, sino de una cuestión central del debate político.
La votación del jueves se hará por el procedimiento de lectura única, lo que técnicamente impide que los socialistas puedan presentar enmiendas a ese texto e incluso una resolución propia, que podía ser una manera de salvar el consenso en el PSC. Los diputados críticos no decidirán hasta última hora qué hacen finalmente. Si se consumara la ruptura, los más perjudicados en su carrera política serían Ros y Martínez-Sampere. El primero ya ha anunciado su intención de repetir como alcalde de Lleida en las elecciones de 2015, donde gobierna con mayoría absoluta, mientras que la segunda anunciará en unos días que se presenta a las elecciones primarias en el PSC para elegir al candidato a la alcaldía de Barcelona. Los otros tres diputados díscolos son la exconsejera de Salud Marina Geli, el exalcalde de Vilanova i la Geltrú Joan Ignasi Elena y la diputada por Tarragona Núria Ventura.
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