Condenados por secuestrar a un empresario para extorsionarle

Javier Quimis sabía que un pariente suyo, empresario, disponía de una gran cantidad de dinero en efectivo. Y diseñó, con ayuda de dos amigos, un plan para hacerse con el botín. El 20 de octubre de 2011, los cómplices —Libardo Hortúa y Gabriel Barrera— citaron a la víctima en Sant Iscle de Vallalta (Maresme) con la excusa de que necesitaban un presupuesto para montar estanterías. Una vez allí, le amenazaron con una pistola y le mantuvieron secuestrado hasta que su mujer desembolsó el dinero.

La Audiencia de Barcelona ha condenado ahora a Quimis a ocho años de cárcel por secuestro; y a sus amigos, a nueve años por ese mismo delito y otro de lesiones. Los agresores citaron al empresario en una zona “totalmente deshabitada”. Se hicieron pasar por los clientes y fingieron una avería en su coche para subir a la Ford Transit de Cristian M. Allí, le cogieron por el cuello y le encañonaron con una pistola. La víctima forcejeó y logró escapar, pero fue atrapada a los pocos metros.

Los agresores le trasladaron entonces a El Cortijo, un restaurante abandonado. Le mostraron fotos de sí mismo y de su familia y le informaron de que tenían el encargo de matarle por 50.000 euros. Pero había una salida. Si depositaba esa cantidad, no ejecutarían el crimen. La víctima, recoge la sentencia, dijo que disponía de 20.000 euros. Sus captores “le rociaron con gasolina” y le amenazaron de muerte para lograr más dinero, pero finalmente llamaron a la mujer de Cristian M.

Aunque intentó denunciar el caso a la policía, las amenazas de los secuestradores pesaron más y la mujer acabó dejando un sobre con los 20.000 euros donde le indicaron: bajo una valla, en Premià.