200 almas en riesgo de derrumbe
Uno de los columbarios del cementerio de La Almudena está apuntalado desde el verano por el deterioro de la estructura El Ayuntamiento promete arreglarlo
María Valtierra, de unos 50 años, suele ir un par de veces al año a llevar flores a sus difuntos padres. Las cenizas de ambos reposan en uno de los columbarios —un tipo de sepulcro colectivo— del cementerio de La Almudena, en la Avenida Daroca, 90. Su padre murió hace casi 30 años; su madre, unos siete. El pasado día de Todos los Santos, Valtierra acudió con su ya habitual ramo de claveles. Pero tuvo que hacer malabares para depositarlo cerca de los restos de sus padres. Con miedo y cautela se vio obligada a colarse entre las vallas metálicas amarillas que rodeaban el columbario y a agacharse para no golpearse la cabeza con las barras metálicas que sostienen la pared de este sepulcro. “¡Cuidado, que igual se te cae!”, le gritaba su marido mientras ella se aventuraba a traspasar la barrera.
Desde el pasado verano, este columbario, que guarda las cenizas de unas 200 personas, en la sección novena del cementerio madrileño, se encuentra apuntalado. “Hacía varios meses que no iba y no tenía ni idea de que estaba así”, dice María algo angustiada. “Se movió la tapia por la parte de arriba y la pared se ha desplazado un poco”, subraya. “Además, hay varias grietas en la parte de abajo”, añade con preocupación.
Valtierra contactó primero con la dirección del cementerio para encontrar una solución pero le dijeron que ese tipo de reparaciones son competencia de la Sociedad Mixta de Servicios Funerarios, una empresa que el Ayuntamiento de Madrid controla al poseer el 51% de las acciones (el otro 49% se vendió a una empresa privada a principios de los noventa). Como ocurre con otros espacios del camposanto, el uso de los columbarios se rige por concesiones administrativas, por lo que hay que pagar un derecho de ocupación. El título tiene un precio de 600 euros y una validez de 99 años, transcurridos los cuales, la titularidad pasa de nuevo al Consistorio si previamente no se renueva por parte de la familia titular. “Yo no puedo arreglar nada porque esto es propiedad del ayuntamiento. Nosotros no podemos tomar ninguna decisión”, se lamenta Valtierra.
Fuentes del Ayuntamiento consultadas por este periódico se limitan a decir que en el columbario se produjo “una avería” que los técnicos municipales han sometido a estudio y que se van a “arreglar las zonas deterioradas”. No precisan sin embargo el tiempo que será necesario ni cuándo comenzarán los trabajos. Tampoco aclaran si hay algún peligro inminente de derrumbe, aunque en principio no lo creen probable. “Me dijeron que en el Ayuntamiento tenían constancia de la situación, de que el muro se podía caer y que lo habían apuntalado el pasado verano”, cuenta la mujer.
Sin embargo, estas explicaciones no la tranquilizan. A María le preocupa lo que pueda ocurrir estos días de invierno en los que se esperan lluvias abundantes. “Las cenizas de mi madre están justo en medio, así que si se cae, se van a mezclar los restos de todo el mundo. Puede ser un desastre”, dice.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.