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La familia Súper 3 a escena

Dagoll Dagom produce ‘Súper3: el musical’

Clara Blanchar

 En la cola de la calle ya comentan la jugada, los últimos partidos. Pero no del Barça. Ni son adultos. Que si he ido a todas las fiestas menos la de este año. Que si ya me sé las canciones del último disco. Que yo también y la que más me gusta es Connectem. Los personajes del Club Súper3 de TV-3 juegan en casa en el teatro Victòria de Barcelona, donde desde el día 14 representan Súper 3. El Musical, una producción de Dagoll Dagom, ante niños llegados de toda Cataluña. Por lo menos, el primer fin de semana de función. Se notaba en los acentos que se escuchaban en la platea antes de que empezara el espectáculo. Dos niñas de siete y nueve años se explicaban entre ellas de dónde venían. Una, acompañada de su familia, viene de Olot. A la otra le ha bastado el metro para llegar. Todos los que están son, indiscutiblemente, súper fans del Súper3.

Se apagan las luces. En el escenario, el tenebroso castillo donde el Senyor Pla y su fiel Rick mantienen secuestrada a la araña Mildred. Su propietaria, la valiente Lila, la tendrá que rescatar ayudada por el resto de la familia Súper: Pati Pla, Pau, Fluski y Àlex. Els rarets, como les llama el calvo malvado, que les irá convirtiendo en zombies.

Las torres del castillo flanquean el escenario mientras en el centro se proyectan imágenes sobre cinco paneles. De factura impecable, los audiovisuales igual sirven de decorado del exterior y las estancias del castillo, como para animar las canciones del musical.

Esa es una de las gracias del espectáculo: la ágil combinación entre la trama de la historia con las canciones más conocidas del canal infantil. Suenan Uh, oh, no tinc por!, Superaventura, Connectem, Inventem o una versión de M'agrada l'esport que suena trufada con el Thriller de Michael Jackson. “Es un guiño a los padres”, explica Marc Parrot, autor de los hits del Súper 3, que los primeros días de las funciones está en el control de sonido.

Naturalmente todos los temas se corean en la platea y rompen, pero sin molestar, una historia que dura una hora que pasa en un suspiro. Canciones de las que se agradece la frescura y sutileza en mensajes dirigidos a los niños sobre aspectos como la amistad, los miedos, o la importancia de hacer deporte, comer bien y disfrutar de la vida.

El único reproche que se puede hacer al musical es la falta de afinación de las voces femeninas en algunas canciones. Por el resto, escena final emocionante protagonizada por Lila con la complicidad del entregado público y apoteosis con el Tots som Súpers.

 

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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