Enfocando el transcurso de los años
El fotógrafo Vari Caramés ofrece en Santiago un paseo fantasioso por el mágico parque del Pasatiempo en Betanzos
Le apasiona jugar a desenfocar con su cámara escenarios, paisajes, personajes. Su mundo, dice, es el de la “evanescencia” y del instante fugaz como los que refleja 'Bam bam', la imagen de su serie dedicada al mundo de los columpios con la que acababa de ganar el premio Bienal Internacional de Fotografía Pilar Citoler. Todo lo contrario de los “bastante” nítidos y definidos planos que marcan el pequeño y delicioso recorrido fotográfico que Vari Caramés (Ferrol, 1953) expone hasta mediados de enero en la Galería Trinta de Santiago. A través de tan solo 11 instantáneas con un punto naif y casi infantil, así como una inédita película en Super 8 de apenas cinco minutos, ofrece una metáfora nostálgica y a la vez fantasiosa sobre el transcurso de la vida retratando rincones y detalles del mágico parque del Pasatiempo de Betanzos.
Un lugar único y emocionante pero muy dañado por el olvido y la desidia a través del cual Caramés busca “llevar al espectador en un túnel del tiempo a la vez completamente atemporal”. Y evocar “la melancolía, el deterioro, la madurez del paso del tiempo, toda esa vulnerabilidad que también me atañe ahora que cumplí 60 años”, razona. Pero no resulta una visión pesimista o triste. Es una invitación a la ensoñación y recobrar el espíritu de la niñez. Uno no deja de sonreír al contemplar los detalles que el fotógrafo escogió retratar de ese parque temático y enciclopédico de principios del siglo XX con el que los hermanos García Naveira recrearon en su tierra natal el exotismo y la fantasía de sus viajes por el mundo.
Todo partió del deseo de Vari Caramés de evocar el recuerdo del “deslumbramiento” con el que él mismo descubrió, cuando solo tenía 13 años, aquel mágico parque, ahora reducido y en ruinas al que no dejó de volver, asiduo. “Duele ver el abandono y deterioro que sufre”, apunta. Aunque espera que este trabajo en el que se refleja toda la extravagancia y rareza del lugar sea también “un grano de arena para concienciar sobre la necesidad de proteger y conservar este bien público” y lo que queda de él.
Ayuda, sin duda, a este deseo que haya realizado sus fotografías, de formato cuadrado, con una mirada infantil, utilizando una vieja “cámara casi de juguete” y con nombre de galleta, la Brownie Kodak muy popular en la época en la que Vari descubrió por primera vez ese fantástico jardín de Betanzos. “No puedes jugar con la luz, la óptica no es perfecta, y como no ves lo que captas, está también el azar del revelado”. El resultado son unas tomas analógicas con “una textura, un tono y un clima” acordes con el romanticismo del Pasatiempo. La exposición, que incluye la edición de un libro-carpeta firmada por el autor con una cuidada reproducción de las 11 instantáneas, se complementa con otro “experimento”, una película rodada por Vari Caramés “con la estética de un 'amateur', como la de un niño que recorre el parque con su tomavistas”.
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