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La pintura también existe en Llodio

La Cofradía de Sant Roque impulsa una exposición de artistas de ayer y de hoy de esta localidad alavesa

Santiago Lecanda, primero a la izquierda, uno de los autores que expone en Llodio.
Santiago Lecanda, primero a la izquierda, uno de los autores que expone en Llodio.

En la Casa de Cultura de Llodio no se estilan las exposiciones. En realidad, tampoco este vacío parece preocupar demasiado a este pueblo alavés, tan fronterizo con Bilbao, que vive azotado por la crisis y con las necesidades locales volcadas en responder a las exigencias sociales. Pero siempre hay un espacio para la excepción. La Cofradía de Sant Roque lo ha hecho posible.

Hace más de un año, el mayordomo de esta centenaria institución, José Luis Navarro, convino con su grupo de colaboradores en la dinamización de la pintura en Llodio, con la puesta en valor de sus artistas locales de todos los tiempos para que sintieran el reconocimiento público aún pendiente. “Empezamos a trabajar y con Jaime Urquijo a la cabeza lo primero que decidimos era ponernos en manos de alguien con criterio artístico”, recuerda Navarro mientras ultima los preparativos de la exposición que está abierta hasta el 5 de enero antes de irse a la sala Luis de Ajuria, en Vitoria. En la capital alavesa se ha abierto un segundo período de exposición entre el 10 de enero y el 1 de febrero de 2014.

Javier Gutiérrez Compañón, uno de los artistas que cuelga sus obras en esta exposición denominada Miradas reencontradas, canalizó la proyección artística de un proyecto que no ha conseguido el apoyo económico suficiente. Las instituciones no han colmado las aspiraciones de la comisión creada en el seno de la Cofradía. El Ayuntamiento de Llodio con la cesión de los locales de la Casa de Cultura, en la finca de Lamuza y una parte del coste del libro; Vital Kutxa con los seguros de las obras y la Diputación de Álava con algunos trípticos. “Se necesita cobrar dos euros por el libro de la exposición”, recuerdan con cierta amargura dos de los componentes de esta comisión. En esta publicación se recoge, además, un amplio texto histórico y de valiosos documentos de Juan Carlos Navarro Ullés dedicado a Las artes en Llodio.

Por encima de las estreches económicas, el proyecto ha salido adelante. Se han reencontrado cuadros de pintores ya fallecidos con autores de hoy, mostrando la obra agrupada “para conocimiento del pueblo”, como subrata la Cofradía en su exposición de motivos. Durante su preparación, los autores y sus familias han contribuido a facilitar el préstamo de las obras, así como la digitalización de datos, la preparación de maquetas, así como el diseño de las publicaciones y la traducción de los textos aportados.

Tras su paso por la Casa de Cultura llodiana, en enero irá a la sala vitoriana Luis de Ajuria

En las paredes de la exposición aparecen obras de Joaquín Bárbara Balza (1867-1931), José Arrúe Valle (1885-1977), Luis Torres Pastor (1912-2004) y Román Iza Azkarai (1917-2011), que conforman el apartado dedicado a los pintores ya fallecidos y a quienes une la condición de que han estado vinculados a Llodio durante el desarrollo de su actividad artística.

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Lógicamente, la referencia de Arrúe, artista que da nombre a una calle de Llodio y acogido en la sección que el Museo de Bellas Artes de Bilbao dedica a la pintura vasca del siglo XX, sobresale en este elenco de artistas. En el libro de la muestra se recuerda su anécdota de 1909 con el torero Machaquito, figura de entonces. Arrúe fio a que lidiaría un toro antes de que Machaquito pintara un cuadro. El pintor bilbaíno cumplió con su parte del reto ya que debutó en una novillada el 17 de octubre de 1909, en Bilbao. Del cuadro de Machaquito nada se sabe.

A su vez, Miradas reencontradas se ocupa también de dar cobijo a varios cuadros de Antonio Aldama (1934), Santiago Lecanda (1944), Jesús Bernard (1944) Javier Gutiérrez Compañón (1946), Rosa Torres (1948), Jabier Herrero (1965) y Sara Espinosa (1966), que componen todos ellos el apartado dedicado a los pintores de hoy.

Es significativa la presencia de Rosa Torres, hija de Luis Torres. Se trata de una pintora nacida en Valencia, pero que pasó parte de su infancia en Llodio ya que su padre ejercía como catedrático de Dibujo en el Instituto Canciller Ayala de esta localidad. Cuadros de esta autora se pueden contemplan en museos como el Reina Sofía de Madrid y en instituciones públicas y privadas.

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