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Una propuesta contra la recentralización

El profesor Andrés Boix propone una administración autonómica más descentralizada Postula un mayor protagonismo de los municipios y las comarcas

El proceso de recentralización que impulsa el PP y que cuenta cada vez con más adeptos en la mayoría de las comunidades autónomas, con las notables excepciones de Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia, es motivo de una cierta inquietud entre los sectores más progresistas de la Comunidad Valenciana, refractarios a la devolución de competencias que estudia el Gobierno de Alberto Fabra.

Frente a esta situación, Andrés Boix, profesor de Derecho Administrativo de la Universitat de València, ha redactado un libro titulado Una nova planta per als valencians (Possibilitats i límits per a l'organització política i administrativa del País Valencià dins la Constitució de 1978) en el que propone la ruptura de la dinámica que favorece el centralismo y la tendencia conservadora actual de alejar las competencias y los servicios de los ciudadanos.

El modelo que defiende Boix va justo en dirección contraria a la que sostiene el PP, rompiendo, incluso el actual statu quo autonómico. Las tesis de la Nova Planta plantean una fuerte municipalización y el reforzamiento de las comarcas como entidades administrativas. La consecuencia de esta propuesta es doble. De un lado, la Generalitat debería transferir competencias a los ayuntamientos y a las mancomunidades comarcales y no al Estado. De otro, las diputaciones provinciales estarían condenadas a su desaparición.

El ensayo del profesor Boix subraya que a Generalitat continuaría teniendo un protagonismo muy importante “pero de una manera diferente”. El Consell se encargaría de la gestión del territorio, las políticas agrícolas e industriales, las infraestructuras esenciales y gran parte de la organización de la prestación de los servicios sociales, educación y sanidad. Esta Nova Planta, sin embargo, pretende una reducción importante de las competencias de la Generalitat precisamente en materias tan importantes como la educación, la sanidad y los servicios sociales que serían gestionadas por “unas estructuras comarcales, potentes, bien organizadas y funcionales”

Andrés Boix define su modelo como un “federalismo de ejecución” alemán a escala autonómica y local. Modelo que, en su opinión es “perfectamente constitucional” y que tiene como objetivo fundamental conseguir una administración “más ligera, menos centralista, más eficaz, más participativa y más colaborativa que acerque la prestación de los servicios públicos a los ciudadanos”.

Treinta años después de la redacción del primer Estatut, el profesor Boix, colaborador habitual en las páginas de EL PAÍS, propone una reflexión académica para mejorar la actual situación. “No hacerlo, afirma, sería una enorme irresponsabilidad que tiene mucho que ver con la incapacidad demostrada hasta la fecha por nuestras instituciones para exigir unos ingresos y una corresponsabilidad fiscal capaces de garantizar el autogobierno”.

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