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La librería de los ejemplares libres

Una asociación malagueña recicla ediciones de segunda mano y las cede gratis a nuevos lectores

Alberto Medina y Laura Cerezo en la asociación cultural Más Libros Libres, en Málaga.
Alberto Medina y Laura Cerezo en la asociación cultural Más Libros Libres, en Málaga.GARCÍA-SANTOS

En esta librería no encontrará enciclopedias. Y no es que sus propietarios estén en contra del enciclopedismo que alumbraron durante la Ilustración personajes como D'Alembert, Diderot o Voltaire, es que no caben. Tampoco encontrará los títulos que figuran en las últimas listas de superventas, aunque pasado un cierto tiempo, quizá halle alguno. Pero eso no es lo más extraño que ocurre en esta librería. Aquí los libros no se venden, se regalan. Tantos como uno quiera llevarse. Tantos como uno quiera leer. Aquí se reciclan libros vividos que ya han reportado buenos momentos a sus dueños para que los disfruten nuevos lectores. Gratis.

Esa es la filosofía con la que nació a principios de año en la populosa barriada malagueña de Cruz de Humilladero la librería Más Libros Libres, una iniciativa que se basa en The Book Thing of Baltimore, una librería estadounidense concebida para la lectura gratuita que abrió sus puertas allá por 1999.

Con un fondo proveniente de donaciones privadas, de organizaciones, instituciones e incluso pequeñas editoriales, Más Libros Libres echó a andar en febrero de este año en un pequeño local cedido por una asociación de vecinos del barrio, local que ya se ha quedado pequeño ante la avalancha de donaciones que han recibido sus promotores.

De Málaga a Sevilla

La idea de Alberto Medina ha saltado a Sevilla. Laura Cremonesi, italiana de 41 años, arquitecta y propietaria de una tienda en Internet de productos italianos, ha tomado el testigo tras visitar a Medina y pretende abrir una librería gratuita. “Lo haré en cuanto alguien nos ceda un local. He tenido que echar el freno porque no paro de recibir correos de gente queriendo donar libros, pero no tengo donde guardarlos”, explica esta sevillana de adopción que, “por operatividad y accesibilidad”, preferiría abrir la sede de Más Libros Libres en el barrio de Triana o en La Alameda.

“Ya tenemos en las estanterías más de 5.000 títulos y tenemos otros 30.000 esperando en los distintos puntos de recogida, pero es que no caben”, explica satisfecho Alberto Medina, un biólogo malagueño de 33 años que roba tiempo a preparar su doctorado para dirigir con otros voluntarios, como Laura Cerezo o Dollors Lluy, esta peculiar librería.

“La idea la tomé de un reportaje en un periódico y a través de las redes sociales contacté con un grupo de personas muy variopintas que como yo son amantes de la lectura pero que poco tienen que ver con la gestión cultural. Así fue como nos enteramos de que la asociación de vecinos La Cooperación nos cedía este local en la Cruz de Humilladero y no lo dudamos. Nos constituimos como asociación cultural y montamos un blog (maslibroslibres.wordpress.com) desde el que informamos de nuestras actividades, como un club de lectura, ciclos de cine, recitales de poesía, quedadas gastronómicas y hasta salidas senderistas”, relata Medina.

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Libros de texto, manuales de todo tipo, tratados sobre sexualidad o filosofía, novela histórica y negra, libros de viajes y libros infantiles, entre otros muchos géneros, se reparten como pueden por las abigarradas estanterías. “No nos da tiempo a indexar los títulos, así que los colocamos como podemos”, se excusa Medina.

Tampoco hace falta. Los libros entran y salen continuamente. “No tenemos un perfil definido de usuario. Vienen estudiantes de secundaria y de bachillerato en busca de lecturas que les mandan en el instituto o a por libros de texto que les hacen falta y no pueden pagar; familias enteras con niños pequeños; amas de casa o gente ya jubilada que invierte su ocio en un libro pero que no quiere tener la presión del plazo de devolución que fijan las bibliotecas públicas”, apunta Medina.

“Aquí te puedes llevar uno, dos, tres o cinco libros a la vez de forma gratuita. Una vez tuyo, puedes hacer lo que quieras con él, puedes incluso volverlo a traer. Nosotros le ponemos un sello a cada libro afirmando que es gratuito, así nadie comercia con él”, señala Medina. “La única limitación, por ahora, la tenemos en la sección de literatura infantil, porque hay mucha demanda”, añade mientras hojea un viejo y usado ejemplar de Los Cinco.

Preguntado si en este tiempo ha encontrado la oposición del gremio de libreros o de alguna editorial contraria a que se regalen libros, Medina asegura rotundo que no, que todo lo contrario. “Nos ceden libros desde instituciones como el Centro Cultural de la Generación del 27 de la Diputación de Málaga, la Fundación Picasso-Casa Natal e incluso la ONCE nos quiere hacer llegar libros en braille. También nos llegan de pequeñas editoriales o de escritores noveles que quieren dar publicidad a sus obras”, explica.

Con una tupida red de puntos de recogida por toda la capital y algunas ciudades de la costa, Más Libros Libres aguarda para dar el salto a otra sede más amplia y mejor situada. “Lo ideal sería encontrar a alguien que nos cediese un local en el centro, para poder llegar a más gente. Nosotros somos voluntarios y costeamos de nuestro bolsillo los gastos fijos como la luz o el agua, pero no podemos hacernos cargo de un alquiler porque no tenemos un negocio, sino una iniciativa totalmente altruista”, razona Medina.

Por eso, Más Libros Libres cuenta con una incipiente red de socios que le ayuda a seguir tirando, colaboradores que por 20 euros anuales gozan de algún privilegio, como poder reservar algún título. Ese es el caso de Miguel Ángel Jiménez, malagueño de 39 años, bibliotecario y un lector consumado que colabora en la organización del club de lectura que organiza la librería. “Esta iniciativa es estupenda. Yo trato de atraer a gente de otros clubes de lectura que existen en la capital. Hemos organizado ya el primero sobre Cien años de soledad, de García Márquez, y la gente ha respondido muy bien. Creo que la librería tiene garantizado un gran futuro, ya que no para de venir cada vez más gente”, cuenta Jiménez.

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