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Los trabajadores de Panrico acusan a la dirección de castigar a Santa Perpètua

La empresa y parte de los sindicatos pactan 745 despidos y CC OO de Cataluña impugna el acuerdo La plantilla había rechazado las condiciones del ERE en las asambleas del fin de semana La fábrica de Santa Perpètua, en Barcelona, está en su séptima semana de huelga indefinida

Clara Blanchar
Manifestación convocada por CCOO y CGT, entre la fábrica de Panrico en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) y el Ayuntamiento de esta población en defensa de la continuidad de los empleos de esta empresa.
Manifestación convocada por CCOO y CGT, entre la fábrica de Panrico en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) y el Ayuntamiento de esta población en defensa de la continuidad de los empleos de esta empresa.EFE

Rabia. Cabreo. Cansancio. Y una profunda decepción. “¿Sabes qué duele mucho? Que además de con la dirección, nos tengamos que pelear entre compañeros, que hayamos recibido más solidaridad desde fuera de Panrico que de nuestra gente en el resto de España”. Habla Beatriz Arenas, del comité de empresa de la fábrica de Panrico en Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental). Séptima semana de huelga indefinida. Un frío que pela en la puerta de la fábrica donde se concentran, día y noche, casi un centenar de empleados.

Y este martes, un jarro de agua fría: la noticia de que parte de los sindicatos han firmado el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por el que el fabricante de Donuts y Bollycao despedirá a 745 de 1.900 personas y rebajará el sueldo un 18% a los que queden. Una mayoría en la mesa de negociación prescinde de las votaciones de las plantillas, que el sábado rechazaron el acuerdo. En la mesa del ERE en Madrid votaron seis sindicalistas de UGT y tres de CC OO de las plantas menos afectadas por los despidos, mientras el resto de representantes de CC OO se desmarcaron del acuerdo y ayer en asamblea anunció que impugnarán el acuerdo. Los representantes de la planta catalana se levantaron de la mesa tres horas antes de cerrarse el acuerdo, a las seis de la mañana.

La planta de Santa Perpètua de Mogoda es la única de las seis de Panrico que se declaró en huelga contra los despidos y la rebaja salarial. Porque la inmensa mayoría del personal de producción cobra entre 1.000 y 1.500 euros, porque hace dos años ya se bajaron el sueldo un 25% —una rebaja en la que votó la plantilla de administración cuando afectaba a los de producción, y que causó una profunda brecha entre los trabajadores y entre los dos sindicatos, UGT y CC OO—, porque ya hubo otro expediente de regulación y porque no están dispuestos a volver a bajarse el sueldo.

1.500 euros al mes tras 42 años haciendo Donettes

Entró en Panrico en 1971, “con 14 años, entonces era legal”. Ha estado 42 años en la línea de los Donettes. “Trabajando como un robot, con dos pausas de siete minutos para ir al baño y media hora para comer”, detalla. Maria Pilar García tiene 56 años y cobra 1.500 euros netos al mes, pagas incluidas. “Para que luego digan por ahí que cobramos 40.000 euros al año”, espeta, y recuerda la rebaja salarial que sufrieron el año pasado con la promesa de salvar la planta. “Y ahora ¿154 compañeros a la calle habiendo trabajo? ¿Y una rebaja del 18% a quien quede? Hemos dicho basta ya. Esto es la lucha obrera: o defendemos lo que es nuestro o no nos quedará ni la dignidad”, afirma.

Por mucho que el consejero delegado, Carlos Gila, repita como un mantra desde Madrid que los trabajadores de Santa Perpètua son los más caros del grupo. Ellos responden que el coste de la vida no es el mismo en el área de Barcelona que en Puente Genil (Córdoba) o Zaragoza, y que las diferencias salariales no son significativas. Pero el resto de plantas de Panrico no se sumaron al paro. Y las que saben que no sufrirán despidos y les aumentará la carga de trabajo han votado sucesivamente sí a las propuestas de la dirección.

Una dirección que a media negociación puso sobre la mesa un cuadro detallado con los despidos por áreas y centros de trabajo. “Estamos pagando no haber luchado hace años por una representación única y un mismo convenio”, afirma una fuente sindical de otra planta de Panrico. La misma reconoce que “lo de Gila con Santa Perpètua es una venganza por haberle plantado cara. No es de recibo cebarse así con una planta tan grande, podría haber ajustes, pero no el 40% de los despidos en producción”.

Los trabajadores de la fábrica catalana también están convencidos de que Gila les ha castigado por su oposición a los recortes y que se llevará la producción a Zaragoza, algo que parece poco viable, porque allí producen las marcas de La Bella Easo, que nada tienen que ver con los donuts, los bollycaos o el pan de molde.”Es un castigo clarísimo, las primeras cifras de despidos eran de 30 personas en Santa Perpètua, luego saltaron a 154”, recuerda Arenas.

Ayer Panrico se limitó a emitir un comunicado de 16 líneas en el que deja claro que el acuerdo del ERE es “definitivo” y “vinculante para todas las plantas” y “agradece especialmente el esfuerzo demostrado por los trabajadores”. Según el acuerdo alcanzado con el comité, la empresa, en situación preconcursal, evita ahora el concurso de acreedores.

En Santa Perpètua de Mogoda, y con antigüedades de décadas en la fábrica, los huelguistas recuerdan como han visto pasar directores, consejeros delegados y propietarios mientras ellos seguían en las líneas de producción día tras día. “Hasta el último día antes de la huelga de aquí salían 32 camiones diarios y la empresa tenía contratadas a 40 personas a través de empresas de trabajo temporal”, recuerdan los empleados que ayer estaban concentrados delante del centro vallesano.

La huelga, dicen, “ya es cuestión de dignidad”. “Ya no es la rebaja del 18%, es que casi la mitad nos iremos a la calle: eso es cero. Y habiendo producción”, insistían los trabajadores. El martes por la tarde la plantilla celebró una asamblea en la que decidieron seguir con la huelga, impugnar el acuerdo y denunciar a la empresa por el trato recibido, según fuentes sindicales.

“No sabemos hasta dónde, pero hay que luchar”

“No sabemos lo que aguantaremos, pero hay que luchar para que lo que nos quieren quitar no se lo suban ellos”. María Luna (52 años) y Cristóbal Santoyo (55) son uno de la decena de matrimonios que trabajan en las líneas de Panrico. Los dos en la del Bollycao. Suman 52 años de antigüedad en la empresa. Y cobran, respectivamente, 1.200 y 1.500 euros. Él, por el plus de nocturnidad, pone las líneas en marcha a las 3 de la madrugada. Les indigna que la empresa haya difundido que cobran grandes sueldos y que a sus hijos, ya independizados, les pregunten por qué hacen huelga sus padres “si cobran 2.500 euros”. “Y encima tal y como están las cosas se nos cargan la jubilación”, dice Santoyo.

“No iban a tocar sueldos ni empleos hasta 2016”

56 años de edad. 32 de antigüedad en Panrico. Y un sueldo neto mensual de 1.400 euros. “Porque trabajo los festivos”, aclara Pedro Fernández. Es el responsable del material de limpieza y de la seguridad laboral —“guantes, mascarillas...”— y limpia la fábrica. “Tenemos que seguir peleando, no podemos confiar de nuevo en ellos, porque prometieron no tocar sueldos ni empleados hasta 2016. Si no luchamos, mal vamos”, dice, y se ve con ánimos para continuar la huelga. Descarta que cierren la planta, “no por falta de voluntad, sino porque nos tendrían que pagar 45 días [por año trabajado] y la Seguridad Social”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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