El juez lamenta las filtraciones a la prensa porque “han causado graves perjuicios”

“La presión mediática es inaudita”, reconoce en su último auto el juez Taín, habituado a manejar instrucciones tan jugosas para los medios como la del robo del Codex Calixtinus en la Catedral de Santiago. En estos dos últimos meses, entre los investigadores la tensión llegó a ser desquiciante. No solo por las filtraciones de datos relevantes que se producían casi a diario, sino porque los unos y los otros se miraban con suspicacia, intentando identificar al que estaba hablando de más.

Así que ayer, el magistrado aprovechó el auto para notificar a las partes su inocencia: “Por mucho que se acuse a este instructor de ser el filtrador de las noticias publicadas, es al contrario. Me he esforzado personalmente en tratar de evitar tales filtraciones”. Y para impedir, en adelante, que los abogados que ayer recibieron las diligencias transmitan a algún programa o a algún periódico la delicada parte gráfica que incluye el sumario, Taín ha dispuesto que se identifique cada copia con marcas de agua exclusivas que delaten al letrado. En otra parte del auto, el juez insiste. Hace referencia de nuevo a las “gravísimas filtraciones que se han producido en este procedimiento” y advierte de que esta sangría de datos ha causado “graves perjuicios”.

Esto sucede después de que arreciasen las críticas contra él tanto por parte del Consejo General del Poder Judicial como del fiscal jefe de Galicia, Carlos Varela. El instructor (que escribió una novela de ficción inspirada en el robo del Códice, un caso aún sin fecha de juicio), había dicho algo en público que, según estos responsables, estaba fuera de lugar. A mediados de octubre, en una conferencia en Vigo, el juez había ironizado sobre la avidez de noticias y la falta de rigor acerca del caso diciendo que si alguien comentaba en las redes sociales que “Asunta vuela”, los periodistas difundían rápidamente el bulo citando fuentes bien informadas.