Kutxabank crecerá, BBK no venderá

Hay veces en que la coyuntura obliga a hacer movimientos radicales para lograr que lo sustancial no cambie. Aplicado al caso de las cajas vascas se podría decir que hay que adaptarse a la nueva legislación privatizadora de los bancos surgidos de la reforma del sector financiero, para seguir teniendo el control público y por lo tanto de las operaciones de Kutxabank. El proyecto de Ley de Cajas de Ahorros y Fundaciones Bancarias, todavía en el Senado, va a obligar a la caja vizcaína a perder su posición mayoritaria en el banco que nació de la integración de las tres históricas entidades —BBK, Kutxa y Vital— y pasar del 57% que controla a menos del 50%. El proceso, que ha sido bautizado de forma genérica como una desinversión, lo va a pilotar su nuevo presidente, Xabier Sagredo, un profesional con un perfil muy criticado por haber sido moldeado en el PNV de Bizkaia, en el que ha sido tesorero y “burukide”, y horneado en varias empresas de su órbita.

En la Sabin Etxea lo tienen meridianamente claro. Su hoja de ruta pasa por garantizar una travesía de cinco años de adaptación de las cajas pero sin derivas indeseadas: No se puede perder la posición sobre el banco, ni provocar daños estructurales en la Obra Social. Conclusión, mejor crecer que vender. Los think tank de BBK, del banco y del partido están trabajando a pleno rendimiento para dar con la fórmula precisa. “Hay que empezar teniendo claro que Kutxabank ya es un banco privado, aunque sus propietarios, las hoy cajas y mañana fundaciones, tengan ahora un control 100%”, explica el responsable de asuntos económicos del PP, Antón Damborenea. “Pero seguirá teniendo control público incluso con el 51% entre las tres cajas, si llega el caso”, explica el parlamentario.

BBK no ve con buenos

Pero entonces, ¿cómo hay que hacer la transición para llegar al punto de partida? ¿Qué hay que hacer a partir de ahora? Vender el famoso 7% que le sobra a BBK para evitar el fondo de reserva que penalizaría la Obra social parece inevitable, ¿o no? ¿Pero en caso de vender, vender a quien?, ¿a las otras dos cajas para evitar dar entrada a un socio ajeno con un 7%? ¿a una entidad o empresas amiga? La opción de vender el 7% a las otras dos cajas tiene varios problemas. Sería una operación relativamente limpia, pero existen serias dudas de que ahora tengan la capacidad suficiente para afrontar la compra. Además, la BBK no ve con buenos cambiar la relación fuerzas entre las cajas. Que el 7% vaya a las otras dos cajas les haría acreedoras de un mayor reparto de los beneficios, en detrimento de la caja vizcaía.

Ese es el principal argumento para eludir la desinversión a las cajas hermanas, pero también a terceros, aunque sean muy próximos. La principal opción a día de hoy es que el banco crezca. Afrontar un proceso de compras o de ampliaciones de capital que provoque, sin ventas y sin tocar la relación entre cajas, la rebaja de la participación de la BBK. Esa estrategia, aunque por razones radicalmente diferentes la puso en práctica Iberdrola durante los años de la pugna con el presidente de ACS, Florentino Pérez. Inició una carrera para crecer y ganar dimensión y de esa manera lograr que la participación de Florentino, al que José Ignacio Sánchez Galán no quería en su Consejo de administración, se diluyera en el conjunto de los accionistas. “La opción más razonable” aseguran técnicos del PP y del PSE, “es la de comprar otra entidad por parte de Kutxabank, o una ampliación de capital en la que tienes capacidad para elegir el socio menos incómodo” coinciden.

Los expertos creen que todavía hay mercado para comprar

Varios expertos consultados creen que sería impecable una operación de fusión o de compra a través de una operación de ese tipo en la que el presidente de Kutxabank es un experto. “Hay mercado todavía pese a los tres años de reordenación del sistema financiero”, sostiene un analista. “La entidad que quede en Galicia, y sólo es un ejemplo, se va a ver obligada a desprenderse de paquetes de oficinas. Se puede crecer también de esa manera en un mercado en el que Kutxabank no tiene presencia”. BBK compró CajaSur, una operación que le dio la dimensión suficiente frente a Kutxa y Vital, para pilotar el proceso de fusión fría posterior con ambas. Una ampliación de capital se puede hacer a través de una invitación concreta a una empresa o fondo de inversión, de manera que una vez asumido el hecho de que la propiedad se reparte, “al menos eliges la pareja de baile”.

El pacto que PNV-PP firmaron en el Congreso en torno al proyecto de Ley, les va a dar a las cajas y al banco vasco cinco largos años para escrutar el mercado y adaptarse a ese proceso con la entrada de uno o varios nuevos socios que tengan ese 7%, al menos. El Banco de España va a ser el supervisor de esa operación. Aunque el nuevo regulador será el Banco Central Europeo, el Banco de España guiará ese nuevo proceso de pérdida de peso del sector público en los bancos y tendrá capacidad para exigir la creación de un fondo de reserva-insolvencia si observa incumplimientos. El problema de ese fondo es que tendría que salir del dinero que ahora alimenta la Obra Social de las cajas. Y la Obra Social, todavía a día de hoy es la justificación del banco, según proclaman todos y cada uno de los dirigentes que participaron en el proceso de fusión después de varias décadas de intentos fallidos.

La interpretación de

La izquierda abertzale, sin embargo, no admite este escenario y está haciendo bandera contra lo que llaman privatización total de Kutxabank y contra la supervisión del Banco de España en el proceso de adaptación al proyecto de Ley de Fundaciones. Algunos de sus dirigentes ya han hecho pública la tesis de que no basta con que BBK reduzca su participación por debajo del 50% del banco. Aseguran que lo que acabará sosteniendo la futura ley es que el 50% de participación pública hay que aplicarlo a la suma de las participaciones de las tres cajas. Eso supondría que la suma de las tres cajas que ahora tienen el 100% del banco, tendrían que quedarse con el 49%. “Esa interpretación está fuera de lugar”, aseguran desde la propia BBK. Hasta el presidente de Kutxabank, Mario Fernández pidió a los dirigentes independentistas, durante la presentación de Xabier Sagredo como nueva cabeza visible de BBK, que “empiecen por asumir la realidad” porque es la única manera de poder tomar decisiones realistas para gestionar con éxito lo que se pueda de la Obra Social.

Lo que venía a decir es que la negativa a cumplir la ley no es una opción frente a una UE que después del rescate financiero a España está a falta de una excusa para extremar su oposición a las cajas de ahorro a las que identifica, sin matices, con el agujero financiero que ha tenido que tapar. El portavoz en la comisión de Economía y Competitividad del Congreso, Rafael Larreina criticó durante el trámite de enmiendas que el pacto entre el PNV y el PP “pone fin a los consensos que había en Euskal Herria para mantener y asegurar el control público de Kutxabank, es decir, evitar su privatización”.