Jugando con Dido
Cuatro jóvenes compositores exploran la célebre ópera barroca de Purcell
En una ciudad que vive de espaldas a la creación musical —el Liceo, el Palau y el Auditori apenas estrenan obras— el estreno de Dido & Aeneas reloaded supone una inyección de vitalidad y optimismo en la cada vez más pobre, previsible y aburrida oferta musical barcelonesa. Se trata de una revisión en clave contemporánea de un clásico de la ópera barroca inglesa, Dido y Eneas, de Henry Purcell, firmado al alimón por cuatro jóvenes compositores: Xavier Bonfill (1986), Raquel García Tomás (1984), Joan Magrané (1988) i Octavi Rumbau (1980). El estreno, en un marco tan especial como el antiguo anfiteatro anatómico de la Real Academia de Medicina, lleno a rebosar, fue una fiesta, una declaración de fe en las nuevas músicas que contó con la asistencia de personalidades del mundo musical y teatral como Lluís Pasqual, Joan Font, de Comediants, Carlus Padrissa, de La Fura dels Baus, Oriol Aguilá, director del Festival de Peralada, y, entre otros, los compositores Enric Palomar y Alberto García Demestres.
Hacer una ópera a ocho manos es un encargo atípico, pero absolutamente coherente con la filosofía de Òpera de Butxaca i Nova Creació: crear espectáculos de pequeño formato, a ser posible en espacios poco convencionales y con fórmulas innovadoras, requisitos que Dido & Aeneas reloaded cumple con creces. Si el título evoca, sin complejos, la segunda entrega de la saga Matrix, el subtítulo “òpera liquida de cambra” abre jugosas posibilidades a la hora de definir la identidad de la multipartitura. Cristina Cordero firma la dramaturgia, en la que disecciona las pasiones de Dido y su confidente Belinda, magistralmente interpretadas, por la soprano Maria Hinojosa y la mezzoprano Anna Alàs.
A Eneas no se le ve el pelo en la función —el personaje ha sido transformado en un llavero— aunque sí tiene presencia instrumental a través del clarinete de Víctor de la Rosa, pieza esencial junto a la violonchelista Cèlia Torres del acompañamiento a las voces, potenciado por un fondo electrónico que, salvo hallazgos aislados, acaba fatigando por uso y abuso de los mismos recursos. Las dos solistas se entregan a fondo y exhiben un arsenal de recursos y efectos vocales, aunque el afán experimental gana la partida a la emoción lírica en el tratamiento de las voces.
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