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Un millar de personas exige el cierre definitivo de Castor en Vinaròs

El alcalde: “Parece obvio que la planta de gas tiene los días contados”

Participantes en el acto de protesta de Vinaròs.
Participantes en el acto de protesta de Vinaròs. ÀNGEL SÁNCHEZ

El fin de los seísmos no ha apaciguado los ánimos en Vinaròs. Un millar de personas escenificó este miércoles una muralla humana en primera línea de playa y “mirando al Castor” (como decían los organizadores) para exigir el cierre definitivo de la planta subterránea de gas construida por la empresa Escal UGS frente a sus costas. La coincidencia en el tiempo del parón de la actividad, certificada el viernes por la Guardia Civil por orden de la Fiscalía de Castellón, y el cese de los movimientos sísmicos no ha dejado duda alguna entre una población angustiada por los terremotos.

“Todos sabemos los seísmos que había antes de que comenzase la inyección de gas y los que tuvimos después, quién no lo quiera ver está ciego”. De esta forma, comenzaba el manifiesto elaborado por los convocantes a la protesta que, como todas las demás celebradas hasta la fecha en los municipios afectados, se ha realizado a través de las redes sociales. Unas mil personas acudieron a la cita y formaron una cadena de más de 300 metros frente al mar.

Los vecinos de Vinaròs no quieren que se reactive la planta digan lo que digan los expertos que todavía deben remitir su informe al Ministerio de Industria. “La planta la tienen que desmontar”, afirmaba Francisco Núñez, vecino de la localidad, cuando se le pregunta por las manifestaciones del ministro José Manuel Soria en las que dijo que no se han planteado el cierre de Castor.

Núñez también rebate la aseveración que realizó este martes el presidente de la plataforma, Recaredo del Potro, al sostener que los trabajos de la plataforma no son los causantes de los terremotos de más de tres grados. “Es muy significativo que hayan parado y que ya no hayamos tenido ninguno por encima de tres grados”, dice.

A la protesta acudieron vecinos de otras localidades que han notado los seísmos en las últimas semanas. Como María Drets, de Sant Carles de la Rápita, que porta un cartel exigiendo el cierre. “Es vergonzoso que se planteen abrirlo”, afirma. Drets se muestra enfadada porque se llevara a cabo este proyecto sobre la falla Amposta y asegura que ha acudido a todas las protestas que ha podido: “Iré a donde haga falta”.

Hay otros manifestantes, como Joana (encargada de una tienda en Vinaròs) que ha estado siguiendo muy de cerca todo el proyecto. Fue una de quienes acudían a las primeras protestas que se convocaban cuando en Vinaròs comenzó a hablarse del Castor. “Era evidente que algo así no podía ser bueno”, dice ahora. También exige el cierre pero, como otros tantos vecinos (casi la mayoría) duda de que no se reactive “por la envergadura del proyecto”.

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Joana asegura que el nerviosismo no ha desaparecido y recuerda que la noche en la que se registraron seguidos dos terremotos de más de cuatro grados “bajaron a la calle los vecinos de bloques enteros”. Los organizadores agradecieron tras la protesta el trabajo que estos años ha venido realizando la Plataforma en Defensa de les Terres del Sènia: “Han sido muchos años con un trabajo que debía haber sido de todos”. Y reprocharon que el alcalde no se haya reunido con los vecinos para rebajar la alarma social.

El alcalde, el popular Juan Bautista Juan, no faltó a la cita. “Parece que el Castor tiene los días contados, es obvio”, dijo. El regidor encuadró las palabras del ministro Soria sobre el cierre no planificado en la “cautela y prudencia” del Gobierno y manifestó que los informes que espera el Ejecutivo “difícilmente podrán garantizar que no vuelva a pasar”. No quiso concretar qué mínimos exigirán en el caso de que la plataforma se ponga en marcha: “No es momento de estas cuestiones”.

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