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Un castillo con cuatro historias

La fortaleza de San Marcos de Sanlúcar de Guadiana recupera su fisonomía defensiva

Castillo de San Marcos en Sanlúcar de Guadiana (Huelva).
Castillo de San Marcos en Sanlúcar de Guadiana (Huelva).Iván Boza

En plena contienda de la Guerra de la Independencia o de la Restauración de Portugal (1640-1668), los portugueses, que vigilaban la frontera hispanolusa desde el castillo de Alcautim, vadearon el río Guadiana, se atrincheraron en una de las colinas próximas al castillo de San Marcos, ubicado en Sanlúcar de Guadiana (Huelva), y bombardearon una de sus torres para acceder a su interior. Pese a los esfuerzos realizados por los españoles para el reforzamiento de su estructura, no pudo impedirse que la fortaleza de San Marcos fuera tomada por el ejército luso. No fue hasta los acuerdos de paz en 1668 cuando el castillo se recuperó para la corona de España.

La fortaleza, situada en un cerro al noreste del municipio onubense en la margen izquierda del río, es un ejemplo de las fortificaciones defensivas construidas en el siglo XVII en La Raya con Portugal para frenar las incursiones del reino vecino. Estas estructuras defensivas jalonaban toda la frontera desde Galicia hasta Ayamonte (Huelva). El monumento, que es objeto actualmente de una restauración por parte de la Consejería de Cultura prevé celebrar unas jornadas de puertas abiertas a final de año, coincidiendo con la conclusión de las obras de recuperación del enclave. La consejería ha invertido 2,4 millones de euros en la rehabilitación de la fortaleza y en la adecuación de una estancia como Centro de Interpretación de las Fortificaciones del Bajo Guadiana. La financiación ha contado con fondos Feder y el 1% cultural del Ministerio de Fomento. “Las fortificaciones repartidas a lo largo de la frontera hispanolusa en esa época eran como las cuencas de un collar. Estaban enfrentadas unas con otras. Había una vigilancia mutua: Sanlúcar estaba enfrentada a Alcautim y Ayamonte a Castro Marín en Portugal”, explica Guillermo Duclós, redactor del proyecto de restauración del castillo y experto en arquitectura defensiva.

La recuperación y puesta en valor del castillo de San Marcos ha contado con tres campañas de intervención arqueológica acometidas en 2003, 2005 y 2012 que han arrojado una valiosa información para la ejecución del proyecto. Uno de los hallazgos fue confirmar que el castillo de San Marcos no era una fortificación construida ex novo en el siglo XVII para la defensa de la frontera. Se descubrió que el monumento defensivo se había edificado sobre una sucesión de fortificaciones anteriores que enlazan incluso con la época islámica en el siglo XIII, aunque de esta primera etapa apenas se conservan vestigios.

Guillermo Duclós señala que el castillo de San Marcos es un resumen de cuatro estadios defensivos. El fuerte fue construido sobre una estructura defensiva de época medieval en el siglo XIV. Las campañas arqueológicas aportaron información relevante para hacer aflorar esa traza medieval. Los textos históricos han arrojado referencias a un castillo viejo que se pensaba desaparecido. Algunas de las partes de esa etapa quedarán expuestas al público para que pueda observarse el proceso de superposición de estructuras. Durante el siglo XVI la fortaleza fue objeto de reformas con el fin de hacerla más resistentes a la artillería. En el siglo XVII, los portugueses, que habían tomado el castillo, acometieron diferentes reformas más acordes con la época, como las medias lunas exteriores y elementos triangulares que hacían más férrea la estructura. Finalmente, en el XVIII, los ingenieros de la época, perfeccionaron la fortificación para hacerla más resistente a los bombardeos. En esta etapa San Marcos adquiere el aspecto de baluarte cuya fisonomía se puede ver en la actualidad.

El castillo es de planta rectangular con 155 metros de perímetro. Posee cuatro torres, tres de ellas circulares y una cuadrangular. “Para la reconstrucción hemos contado con abundante cartografía histórica aportada por los ingenieros de los siglos XVII y XVIII”, explica Duclós. El proyecto de recuperación incluye también las estructuras interiores, como el cuartel de tropas, que albergará el Centro de Interpretación de las Fortificaciones del Bajo Guadiana, la casa el gobernador, el polvorín y hasta los módulos que servían de cantina, habitaciones y cocina para los soldados.

El proyecto de museografía y museología del centro de recepción obedece a un diseño museográfico suscrito por Maribel Rodríguez Achutegui, especialista en Difusión del Patrimonio Histórico. “A través de la visita al castillo se puede percibir cómo era la vida de la guarnición militar”, explica el arquitecto. “San Marcos, sin ser la fortaleza principal de la frontera, ya que lo era Ayamonte, conformaba un punto esencial porque estaba al borde del río y servía de apoyo frente a una posible invasión lusa a la corona Española”, concluye Guillermo Duclós.

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