La indecisión de Medio Ambiente en Alicante colapsa la gestión de residuos
La planta de Crevillent renuncia a recibir más basura de La Vega Baja Las cantidades que prevé recibir hasta fin de año superan su capacidad de almacenamiento
La historia de las basuras en la comarca de La Vega Baja vuelve a sufrir una nueva vuelta de tuerca hacia la desorganización total. La planta de tratamiento de residuos de Crevillent (Alto Vinalopó), que recibe la basura de la comarca más meridional de la Comunidad Valenciana, ha dicho basta porque las cantidades que prevé recibir hasta fin de año superan su capacidad de almacenamiento.
Dónde llevar la basura ahora es una cuestión que no resuelven ni la Consejería de Medio Ambiente, ni el Consorcio de Basuras de la Diputación de Alicante, que escurren el bulto.
El vació administrativo para el plan zonal XVII de la provincia de Alicante (que afecta a La Vega Baja) es total. La planta gestionada en Crevillent por la empresa Abornasa dice tener una capacidad de 90.000 toneladas anuales y la previsión es que recibirá 140.000 toneladas a final de año si los municipios de La Vega Baja continúan llevando allí sus basuras.
Diputación y Consejería apuntan a un problema de empresas
Abornasa pide que se ponga en funcionamiento la situación transitoria prevista para la zona XVII antes de la construcción del macrovertedero previsto en el municipio de Albatera, pensado para acoger las 200.000 toneladas generadas por la comarca.
En un principio y hasta que se construya el macrovertedero, que no estará listo antes de tres o cuatro años, las basuras deben trasladarse según el plan, a Alicante, Villena y Xixona. Pero esta situación transitoria no está resuelta administrativamente.
Entonces, ¿dónde llevar la basura que genera una comarca de 400.000 personas? Desde la Consejería de Medio Ambiente, el director de Calidad Ambiental, Vicente Tejedo es claro: "Que la empresa a la que se le ha concedido el plan zonal (Cespa-Ortiz) se ponga a trabajar. Quien gestiona la basura es el consorcio", dice.
Y las fuentes del consorcio son más claras aún: "Que Abornasa pida permiso para tratar más basuras a la Consejería porque el consorcio no está operativo sin que se active la situación transitoria". Solución para el consorcio: "Es un problema entre empresas y que los ayuntamientos lleguen a acuerdos con ellos".
Abornasa dice que no puede asumir las cantidades del Plan Zonal
El primero en buscar una solución ha sido el Ayuntamiento de Orihuela, circunstancia que ejemplifica el caos de la gestión de la basura en la provincia. Tras intentar contactar "sin éxito" con el consorcio, según un comunicado, han llamado a los técnicos de la Generalitat que les han aconsejado llevarla "temporalmente" a Xixona, extremo que desmiente el propio director de Calidad Ambiental, Vicente Tejedo. Una solución que desconoce el propio alcalde socialista de Xixona, Ferran Verdú.
Abornasa ya vivió una situación similar en 2011 cuando se quejó de lo mismo ante la Diputación que entonces presidía José Joaquín Ripoll. En aquella ocasión también se habló de derivar la basura a Xixona y su alcalde movilizó a la Policía Local para que los camiones no llegasen al vertedero.
La situación se resolvió hace dos años gracias al vertedero de La Murada-Abanilla, al que recurrieron muchos de los municipios afectados. En la actualidad esa instalación está clausurada por varias irregularidades y no hay alternativa después de que Acciona cerrase también el vertedero de Torrevieja por carecer de licencia.
El plan zonal para La Vega Baja fue aprobado el pasado 9 de abril por la Diputación entre protestas ciudadanas y políticas. Los alcaldes socialistas amenazaron entonces con abandonar el consorcio, aunque finalmente lo descartaron. Albatera, gobernada por el PP, tampoco quiere albergar el macrovertedero previsto y para el que se carece de estudio medioambiental.
Además, el plan zonal de La Vega Baja se enfrente a las denuncias de rechazo de distintos colectivos ciudadanos y es objeto de investigación dentro del caso Brugal, ya que es el hilo del que tiró Fiscalía y que llevó hasta las irregularidades del plan general de ordenación urbana de Alicante. Y mientras, la basura espera que alguien decida dónde se tira.
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