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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una llamada de atención

Los usuarios de la sanidad pública comienzan a tener una mirada cada vez más crítica de los servicios

Los valencianos mantenemos todavía una buena opinión sobre el sistema de salud pública, tal y como se desprende del Barómetro sanitario 2012 realizado por el Centro de Investigación Sociológicas (CIS). Un 6,4, en una escala de 1 a 10, es una buena nota se mire por donde se mire. Pero una lectura atenta de los indicadores del sondeo arroja algunas conclusiones que las autoridades sanitarias no deberían ignorar. Una, y no la menor, es que los usuarios de la sanidad pública comienzan a tener una mirada cada vez más crítica de los servicios que prestan los hospitales y los centros de salud. Consecuencia de esta es la demanda de cambios en el sistema. El 48,1% de los encuestados opina que “funciona bien; pero necesita cambios” y un 26,8% reclama directamente “cambios”. No son porcentajes a despreciar. La suma de ambos alcanza el 75%. La salud de la sanidad pública es buena, pero manifiestamente mejorable, Al menos eso es lo que dicen sus clientes.

La encuesta contiene un dato que debería ser tenido muy en cuenta por los políticos. Los valencianos, tras los madrileños y prácticamente a la par con los castellano-leoneses, consideramos que la gestión de la asistencia sanitaria por parte de los gobiernos autónomos presta un peor servicio que si las competencias fueran del Estado. Es verdad que la suma de quienes creen que la gestión autonómica es mejor (14,44%) o igual (47,60%) que si fuera centralizada alcanza el 62%. Pero si se comparan estos datos con la media española el resultado es contundente. El 24,80% de los españoles cree que su salud está en mejores manos si se dirige desde la autonomía. Diez puntos más de confianza que los valencianos. Esta diferencia se puede atribuir —en parte, seguro— al descrédito en que los gobiernos y los escándalos de corrupción del PP han sumido a la Comunidad Valenciana; pero es claro que existe una clara crítica al servicio de salud pública que no se debe despreciar.

Salvo en algunas cuestiones, la Comunidad Valenciana tiene una opinión menos positiva de su sistema sanitario que el resto de España. Los datos del Barómetro del CIS no objetan seriamente el trabajo de los profesionales de la salud; pero sí indican que algo está cambiando, y no para bien. El consejero de Sanidad, Manuel Llombart, debería estudiarlo a fondo. Extraería conclusiones más que interesantes.

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