Los sondeos y los partidos dan por agotado el bipartidismo en Andalucía
IU se presenta como alternativa ante abstencionistas y quienes se rebelan
Cuando Carmen Ortega, directora del Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa), de la Universidad de Granada, presentó los últimos datos, el interés por saber cómo habían encajado los andaluces la marcha del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, eclipsó una conclusión importante que puso de relieve la responsable del sondeo: “La encuesta refleja un agotamiento del bipartidismo de PP y PSOE entre los andaluces, que caminan hacia el multipartidismo”. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) corroboró los resultados del barómetro andaluz días más tarde. Los partidos que se benefician del desplome de las dos grandes formaciones preparan sus estrategias.
En Andalucía, el PP y el PSOE han bajado en estimación de voto desde las últimas elecciones, mientras IU y UPyD casi triplican sus apoyos. También el PA crece, aunque en menor medida. Ortega destacó que en “simpatía política” IU supera por primera vez al PP, aunque sigue siendo el PSOE el mejor valorado en este aspecto.
El Centro de Investigaciones Sociológicas constató que, en el ámbito nacional, también PSOE y PP pierden apoyo —entre 12 y 1,5 puntos en intención de voto en función de los resultados obtenidos en 2011— mientras IU y UPyD crecen.
Estas formaciones se están beneficiando de varias circunstancias: el desgaste del PP por el caso Bárcenas, la crisis y las reformas que no dan el resultado previsto, como la norma laboral; que los socialistas no remontan ni sacan rentabilidad de la decadencia del Partido Popular; y que muchos ciudadanos aún consideran el PSOE como parte de los problemas y también implicado en casos de corrupción.
La principal diferencia de la situación es que IU, que mantiene en Madrid una estrategia de oposición sin concesiones ante el PP y de distanciamiento con el PSOE, forma parte del Gobierno con los socialistas en Andalucía, por lo que su acción política va más orientada a consolidar su sello propio, demostrar que puede gobernar y presentarse como alternativa real ante quienes aguardan una señal desde la abstención.
Este colectivo es uno de los prioritarios para el coordinador de IU en Andalucía, Antonio Maíllo, quien atribuye el paso a la abstención de un porcentaje importante de votantes a un “proceso intermedio antes de consumar el cambio”. Según cree, estos electores aguardan “cautelarmente y a la espera de propuestas políticas” en el campo de la abstención.
El agotamiento del bipartidismo, según Maíllo, tiene un punto de inflexión clave en la reforma del artículo 135 de la Constitución sin referéndum y con los votos de PP y PSOE en septiembre de 2011, cuando se consagró la austeridad como única vía y se abrió la puerta a las reformas que esta política conlleva. “Fue un punto de no retorno del alejamiento entre los intereses de la mayoría social y los de los partidos mayoritarios que aún no se ha reflejado electoralmente en su plenitud”, afirma. Cree que el coste ha sido mayor para el PSOE, “por las contradicciones que supuso con su militancia, sus votantes y su autoproclamada ideología”, que para el PP, quien enganchó a esta modificación un “tsunami normativo: las reformas laboral, local, educativa, de unidad de mercado y la futura de las pensiones”.
Frente a esta actitud, Maíllo afirma que IU se ha beneficiado de la “coherencia” de su discurso. “En ocasiones no fue entendido o compartido por muchos sectores sociales. Era difícil en los tiempos de borrachera del crédito fácil y actividad económica intensa con la construcción como motor principal, mantener un discurso que advertía de la insostenibilidad de un modelo económico basado en un solo sector y la no diversificación de la economía andaluza. Cuando la fiesta acabó y el último de los especuladores apagó la luz, el pueblo se encontró con que tenía que empezar a retirar los platos rotos de esa celebración que no ha disfrutado”.
Maíllo, quien califica la situación actual de “crisis-estafa”, defiende que IU ha conseguido con esta actitud la auctoritas, un término que, como filólogo en Clásicas, le resulta familiar y que se refiere a la legitimidad conseguida por el respaldo social. Lo contrapone con la potestas, que emana solo de la capacidad legal para imponer las decisiones.
Maíllo apuesta por un Estado inversor, más tiempo para reducir el déficit y una reforma fiscal que evite el fraude y exija más esfuerzo a quien más tiene.
En el ámbito social y político, para mantener la tendencia al alza de su formación, el coordinador se concentrará en consolidar un “bloque en el que confluyan todo tipo de organizaciones y sectores de la sociedad civil” —también quienes “no se resignan y se rebelan” frente al proceso “deconstituyente”—, y en “articular una alternativa solvente, rigurosa, integral y creíble”.
Sobre su relación con el PSOE en el Gobierno andaluz, admite diferencias en la percepción de las causas y diagnósticos sobre la crisis así como en el caso de los ERE. Pero destaca que la principal fuerza de IU en esta asociación temporal proviene del debate previo entre la propia militancia y simpatizantes, que culminó en una consulta en la que se apoyó mayoritariamente la entrada en el Gobierno. “Es una experiencia inédita en el panorama andaluz y español”, resalta.
Maíllo concluye que la personalidad de IU está a salvo y que los sondeos confirman que la dirección es la correcta. “Tras 15 meses de Gobierno en un contexto de extrema dificultad económica y de constantes ataques a la autonomía andaluza por el Ejecutivo de Rajoy, el sello de IU es inconfundible en muchas de las acciones que ha desarrollado el Gobierno andaluz, sobre todo las de carácter más social y de sostenibilidad medioambiental”.
UPyD y PA buscan escaño
El candidato y responsable de UPyD en Andalucía, Martín de la Herrán, también considera que el bipartidismo agoniza y lo achaca a “la traición de la confianza del electorado” por parte de los principales partidos, a los que culpan del paro, la situación económica y la corrupción.
Cree que en Andalucía hay un elemento más que refuerza esta desconfianza, ya que los electores tienen las “perspectiva de los dos Gobiernos”. Además, considera que la ciudadanía da muestras de “madurez política” y busca soluciones y alternativas.
Su estrategia se centrará en mantener una actitud crítica frente a los dos partidos y proponer soluciones propias. También está captando parte del crecimiento entre los jóvenes, algo que De la Herrán justifica en que ya hay una generación menos marcada por la Transición.
El PA quiere volver al Parlamento andaluz, de donde salió en 2008 al perder los cinco parlamentarios que tenía. Marta Mejías, vicesecretaria general del PA, quiere acercarse “a la sociedad civil” y favorecer la integración de otras formaciones políticas para sumar fuerza representativa, por otro. “Estamos iniciando conversaciones con otras dos formaciones políticas”, afirma Mejías, quien asegura que el PA está “más vivo que nunca”.
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