Fandiño triunfa con poco brillo
Los toros de Fuente Ymbro no permitieron mayor lucimiento
Francia mima la fiesta y ayer se vivió una corrida con todos los detalles para que el público la recordase como un día histórico. El aurresku de honor (típico baile vasco de respeto) al finalizar el paseíllo fue uno de los múltiples detalles que los rectores del coso de Bayona tuvieron en cuenta. El cartel ya era un lujo: Iván Fandiño con seis toros de Fuente Ymbro. El optimismo era una constante en todos los corrillos previos. Autocares de aficionados desplazados desde Cuenca, Guadalajara, Madrid, Valladolid o Zaragoza se mezclaban con los llegados desde Bilbao, con el Club Taurino a la cabeza, Donostia, Llodio o la Orduña natal del matador. Ambiente de gala.
FUENTE YMBRO / FANDIÑO
Seis toros de Fuente Ymbro, desiguales de presentación y con poca fuerza. Fueron abucheados en el arrastre salvo los dos primeros. El segundo fue devuelto por falta de fuerza y sustituido por un sombrero del mismo hierro. Iván Fandiño: dos pinchazos y descabello (saludos), estocada (oreja), pinchazo, estocada y dos descabellos (silencio), estocada y descabello (saludos), estocada desprendida (dos orejas) y estocada (silencio). Salió en hombros.
Actuaron como sobresalientes Chapurra y Morenito de Nimes El picador Juan José Esquibel fue premiado como mejor picador de la tarde.
Al finalizar el paseíllo, se le tributó un aurresku de honor y se le entregó una makila de honor.
Bayona, 10 de agosto de 2013. Tres cuartos de entrada
Pero el único detalle que nunca se puede prever en una corrida es el juego del ganado. Y eso fue lo único que falló en la tarde, los toros de Ricardo Gallardo no permitieron el lucimiento del torero vizcaíno. Parecía una maldición, pero cada toro que se arrastró fue una decepción para el público. ¿Quién iba a tener más interés que el ganadero en que saliera uno bueno? Pero no llegó a salir y aunque Fandiño abandonó el coso en hombros le faltó una faena grande, redonda. El de Orduña estuvo por encima de sus enemigos; en ocasiones sacó agua de un pozo seco a base de firmeza, temple y sobre todo mucho entendimiento, porque siempre les dio la distancia adecuada, los tiempos necesarios y la lidia exacta.
El vizcaíno salió en hombros tras
Fandiño dejó claro una vez más que se encuentra en un momento dulce. Al primero le realizó una faena de mucho mérito, pasándoselo muy cerca. Ni una concesión. Todo con mucha verdad. No tocó pelo porque falló a espadas, pero fue lo mejor del festejo. Luego la tarde fue decayendo, con el juego cada vez más pobre de los fuenteymbros; la escasez de fuerzas les hizo emplearse con prudencia y no permitieron la emoción necesaria. Y eso que llegaron las orejas, una en el segundo tras una soberbia estocada y dos en el quinto, benévolas, con el deseo de reconocer la disposición del torero y la forma de jugarse los muslos con sinceridad. Una encerrona con triunfo, con puerta grande y con salida en hombros; un día en el que Fandiño vuelve a dejar claro que es una figura del toreo, pero le faltaron toros de verdad para cuajar una tarde triunfal.
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