El Born, más allá de mausoleo

La bandera de Santa Eulalia de Barcelona encabezaba desde 1588 todas las movilizaciones militares de la ciudad y, claro, lideró las tropas en la batalla del 11 de septiembre de 1714, la triste culminación a un asedio que empezó tal día como ayer de hace 300 años. Con esa fecha en la memoria y encomendándose a la santa de un recién restaurado pendón coetáneo de la época (el que enarbolaba Rafael de Casanova fue quemado por las tropas de Felipe V, tras humillante viaje previo a Madrid), el Ayuntamiento presentó ayer El Born Centre Cultural. El objetivo (y quizá la inquietud), claro: dotar el espacio de una programación que permita ir más allá del yacimiento con los restos de la hecatombe de 1714. “La cuadratura del círculo es delicada pero hay que huir del mausoleo”, resumía el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, paseando ya entre la oferta museística que acoge el antiguo mercado.

Doce años de obras y 84 millones de inversión después, lo cierto es que Barcelona estrenará oficialmente el 9 de septiembre un equipamiento “de primera magnitud, un edificio de referencia para la ciudad”, como lo definió ayer el alcalde Xavier Trias. “Con la situación económica actual, tardaremos años en estrenar algo parecido”, admitía Ciurana. Y no solo por los 8.000 metros cuadrados del yacimiento, dimensiones que en un contexto urbano lo convierten ya en algo inusual en Europa. Lo es también por las cuatro notables salas (de 600 metros cuadrados cada una) que completan el recinto, que estará abierto de martes a domingo, de 10 de la mañana a 8 de la noche. Eso es lo que hay que llenar y que el público y los vecinos de la Ribera usufructúe.

Con una programación muy centrada para el público familiar los fines de semana (lo que se ha bautizado como El Bornet), el Born Centre Cultural acogerá desde espectáculos de marionetas a conciertos, pasando por conferencias, ciclos de cine, danza, teatro, gastronomía, librería, un programa para escuelas y hasta publicaciones... Una oferta que envolverá el espacio patrimonial (el yacimiento y la estructura del mismo mercado, de 1876 y obra de Fontseré) y la exposición permanente sobre 1714. Para todo ello y su funcionamiento ordinario, el Consistorio destinará al centro anualmente tres millones de euros.

1.800 piezas de época nutren la exposición estable del centro

“Un presupuesto de tres millones de euros es tres veces menos que el del CCCB”, argumenta Ciurana. Vista la programación de El Born Centre Cultural, que arrancará el 1 de octubre, no parece desorbitado. “Planteamos diversas locomotoras para tirar del equipamiento porque no buscamos un visitante único”, ilustra Quim Torra, director del centro. Y por ello no se ha dudado en poner como maquinistas de actividades a personajes como el escritor y enigmista Màrius Serra (que dirigirá Bornegem, juegos de letras) o el periodista y guionista Manel Lucas, que llevará un ciclo (Bornhumor) que permitirá conferencias como la que Forges realizará en noviembre sobre humor y censura.

 El apartado didáctico comportará visitas y talleres de un par de horas de duración, en grupos de 25 alumnos y con precios entre los 85 y los 95 euros. En un escalón superior estará el área de publicaciones e investigación (de los 8.000 metros cuadrados sólo se ha agotado la secuencia histórica de 2.000), en manos del gran experto Albert García Espuche.

Entrar a las muestras

El Born Centre Cultural arrancará con una exposición temporal, Fins a Aconseguir-ho! El Setge de 1714, donde se describe el conflicto bélico con una espectacular reconstrucción audiovisual que culmina en la batalla del 11 de septiembre. Ahí estará temporalmente el pendón restaurado de Santa Eulalia.

Pero la gran joya será la muestra permanente. Barcelona 1700. De les pedres a les persones, impactante muestra con cerca de 1.800 piezas (desde joyas a vasos y platos, pasando por vajillas de importación, pipas de fumar, objetos religiosos o de superstición, juguetes... y todo lo que los ciudadanos tiraron en el último momento a la basura o al Rec Comtal) de las más de 8.000 que se descubrieron durante la excavación. O una brutal recreación en 3-D y una fidelísima maqueta de la ciudad.

Contemplar esa exposición (y la temporal) y pisar el yacimiento con las mismas calles donde el general Villarroel dirigió el último contraataque el 11 de septiembre de 1714 o ver unas 60 bombas (de piedra, de hierro, con mechas...) de las cerca de 300 halladas en las 55 casas excavadas del recinto costará seis euros. Pero el centro funcionará como calle abierta y desde unos balcones se podrá contemplar gratis parcialmente todo ello. Y comprar en la librería (gestionada por la cooperativa Bestiari) o degustar cocina histórica a partir de la oferta de Jordi Vilà (una estrella Michelin) en el espacio gastronómico que tutelará la cervecera barcelonesa Moritz. La de giros que da el Born...