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Droga y abandono junto a la Gran Vía

Los vecinos denuncian la presencia de traficantes y el riego de incendio en la calle de Tarazona El proyecto de urbanización de la zona lleva ocho años aprobado

Felipe Betim
Foto de la calle, cedida por la Asociación de los vecinos del Botánico.
Foto de la calle, cedida por la Asociación de los vecinos del Botánico.

Quien entra por la estrecha calle de Tarazona, en el valenciano districto de Extramurs, puede pensar que no hay nadie viviendo en sus precarios edificios, muchos cerrados con tablas de madera y con un grado de deterioro elevado que hace pensar que están a punto de caer. Engaño. Los vecinos de esta localidad llevan cuatro meses denunciando la presencia de un grupo de traficantes de drogas en las residencias impares de la calle, que está junto a la Gran Vía de Fernando el Católico y cerca del Colegio Jesús y María. Pese a estar en una zona céntrica, en el corazón de la ciudad, los vecinos tienen la sensación de vivir en otro mundo. Un mundo oscuro en el que la falta de limpieza de los patios interiores y la acumulación de vegetación seca puede causar un incendio en cualquier momento.

Preocupados por el deterioro urbano y de la seguridad en su calle, los afectados entraron hace tres semanas en contacto con la Asociación de Vecinos del Botánico, que entregó el pasado 9 de julio una denuncia oficial al Ayuntamiento y a la Generalitat. A la Policía ya denunciaron el trapicheo en su calle.

No se trata de familias que están ocupando solo para vivir, sino de traficantes de drogas

La vía de Tarazona es un pequeño tramo con edificios antiguos que luego se convierte en la calle de Palleter. Ricardo, que prefiere no dar su apellido, es propietario del inmueble del número ocho, donde llevaba su restaurante hasta hace 14 meses. Se trasladó a un local cercano porque "finalmente iban a urbanizar" la zona. Como él, los últimos moradores tuvieron que salir hace un año para que finalmente se pudiera llevar a cabo el plan de urbanización de la calle, que ya lleva ocho años aprobado y que prevé el derrumbe de los edificios y la desaparición de este tramo de vía para reordenar el espacio urbano con nuevas construcciones.

Según cuenta Ricardo, los problemas empezaron cuando un grupo de personas ocupó el número 15 de la calle hace cuatro meses, y luego se expandieron a los otros edificios de número impar a través de los patios interiores.

Se trata de un grupo "de muchas personas" que supuestamente trafican con drogas. "Todo muy bien organizado porque hay una persona que controla la llave. Siempre la tiran por la ventana para que puedan entrar", asegura Ricardo. "El otro día una mujer del grupo quería entrar y no la dejaban. Así que ella empezó a gritar y a tirar piedras. Un escándalo", comenta este vecino.

Foto del edificio número cuatro, en deterioro, cedida por la asociación.
Foto del edificio número cuatro, en deterioro, cedida por la asociación.

Ricardo sostiene que el número 15 es el epicentro del problema, donde "hay siempre mucho movimiento, principalmente por la noche cuando paran coches para comprar drogas". "Lo que pasa es que no se trata de familias que están allí solo para vivir. Se trata de consumidores y traficantes", sostiene.

La principal preocupación de los vecinos es la seguridad, principalmente por los escolares del cercano Colegio Jesús y María. "Pero, además, el tramo de Tarazona está abandonado y muchos edificios tienen el techo hundido y pueden caer en cualquier momento. Y la vegetación de los patios interiores de los edificios ocupados ha crecido y está seca. En cuanto enciendan algo, todo se incendiará", teme Ricardo.

Manuel Carles, vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Botánico, cuenta que muchos vecinos ya han llamado al Ayuntamiento y a la Policía Nacional por cuenta propia para denunciar. Cansados de esperar que se tomen medidas, buscaron a la asociación que, después de analizar la queja, presentó el pasado 9 de julio una denuncia formal al Ayuntamiento de Valencia y a la Generalitat.

La vegetación de los patios interiores ha crecido y está seca. En cuanto enciendan algo, todo se incendiará

"Los bomberos ya pusieron vallas de protección para impedir la entrada de coches, por el peligro de derrumbe de algunos edificios. Pero respecto al tráfico de drogas, nada", cuenta Ricardo. Para Manuel Carles, sin embargo, el principal problema es el riesgo de incendio. "No han limpiado los patios y basta una chispa para que todo se incendie", afirma.

Preguntada sobre el tema, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, respondió que no era competencia del Ayuntamiento encargarse de los problemas del narcotráfico. Una portavoz de la Policía Nacional afirmó, sin embargo, que tienen conocimiento desde hace abril del caso y que "no hay constancia de que haya tráfico de estupefacientes en esta zona".

Proyecto de urbanización

Para Manuel Carles, la culpa de la situación es del Ayuntamiento, que no urbaniza la calle ni hace nada para evitar su degradación tras la marcha obligada de los vecinos. "No hay interés en urbanizar esta área. La Policía Local no puede hacer nada sin un mandato suyo, y la Policía Nacional tampoco puede arrestar a la gente si no encuentra nada. Así que quien no cumple con sus obligaciones de inspección y sanción es el Ayuntamiento. Pero tampoco le importa al agente urbanizador llevar adelante el proyecto, por motivos económicos".

El agente urbanizador es la empresa Promotora de Urbanizaciones Palleter, SL, que presentó el plan de urbanización y cuyo representante es José Pérez Peris, que trata con el Ayuntamiento sobre todo el proceso. Es también propietario de un edificio de la calle de Tarazona, donde hasta hoy tiene un garaje en funcionamiento. Según argumenta, el proyecto no avanza debido a "motivos legales", recursos de "propietarios que están allí".

Una portavoz del Ayuntamiento coincidió con esta versión y argumentó que los ocho años de retraso se deben a los aspectos legales del programa, pero negó que el plan esté paralizado. Aseguró que la reparcelación está finalizada y que los últimos problemas no están relacionados con el propio proyecto, sino con una empresa suministradora de servicios. "Pero ya está prácticamente todo finalizado y se espera una aprobación final en septiembre".

Pero los vecinos no se fían. "Está todo paralizado una vez más. El agente urbanizador argumenta que el Ayuntamiento pone pegas, mientras este afirma que es el agente urbanizador que no soluciona los problemas. Y todo se queda parado", apunta Ricardo.

Mientras, la calle de Tarazona sigue condenada al abandono y al deterioro. "Lo que nosotros demandamos es que se urbanice. Si no se va a destruir la calle, da igual. Pero que se urbanice. Y entonces se evitan los problemas, como la presencia de traficantes y el riesgo de incendio", concluye Ricardo.

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Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

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