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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Asco

En lugar de limpiar conjuntamente de porquería nuestra vida política, la siguen ensuciando cada día

Cuatro letras resumen el estado anímico de la inmensa mayoría de los ciudadanos: asco.

Hay muchos estercoleros desperdigados por la geografía nacional. En Andalucía, los ERE despiden un tufo insoportable. En Cataluña, tienen varios pozos negros: el caso Palau inunda las cloacas de Convergencia; el caso Pallerols, destapa la financiación ilegal del partido de Durán i Lleida, con fondos destinados a parados; los hermanos Pujol regentan una lavandería para blanquear dinero.

Pero el asunto más vomitivo es el caso Bárcenas-Gürtel. La gigantesca operación puesta en marcha hace 20 años por la dirección del PP para financiarse ilegalmente y repartirse generosos sobresueldos, según acusa uno de sus cerebros, el extesorero Luis Bárcenas.

Un caso que lleva más de cuatro años sometido a investigación en varias comunidades (Madrid, Valencia, Galicia, Castilla-León, con salpicaduras en Andalucía) y que ahora apunta a la presidencia del Gobierno.

Pero si repugnantes son los hechos, más detestables son las palabras. Por cínicas. Porque, como si de una competición infantil se tratara, todos compiten para ver quien dice el mayor disparate. A veces coinciden, como cuando Floriano (PP) y Jiménez (PSOE) acusan a los respectivos jueces que instruyen las causas que afectan a sus partidos (Bárcenas y ERE) de abrir una “causa general” contra sus formaciones.

Pero si repugnantes son

En lugar de limpiar conjuntamente de porquería nuestra vida política, la siguen ensuciando cada día un poco más. En el caso andaluz, la jugada está clara: los dirigentes populares utilizan el bochornoso asunto de los ERE para tapar las vergüenzas de los sobresueldos y la financiación ilegal (presunta) del PP.

El último subterfugio es la amenaza de querella, otra más, contra el portavoz del PSOE en el Parlamento. Francisco Álvarez de la Chica ha situado a Javier Arenas y Juan Ignacio Zoido “en el centro de la maquinaria gigantesca para blanquear dinero negro y llenar sobres que han ido de forma infame a los dirigentes del PP”.

No sé si están o no en el centro, pero desde luego están muy cerca. Lo curioso es que no ha sido Querellator Arenas, sino la secretaria de organización Ana María Corredera quien ha anunciado la querella contra el socialista por injurias y calumnias.

Porque ambos, Zoido y Arenas, guardan silencio tras la publicación de los SMS que se cruzaron Rajoy y Bárcenas, que demuestran que, incluso después de conocerse la millonada que éste escondía en Suiza, el presidente le mostraba apoyo y cariño.

El silencio de Arenas es el más sospechoso. Desde que intervino la pasada semana en la Escuela de Verano de las juventudes de su partido, para defender la “honradez” de Rajoy, no ha dicho ni mu. Anda escondido. Como si huyera de Bárcenas.

No es para menos: su nombre está ya sobre la mesa del juez Ruz. Bárcenas lo reclamó como intermediario ante Rajoy. El mismo Bárcenas que aseguró que todos los dirigentes percibían sobresueldos en negro y que eran los secretarios generales, y Arenas lo fue, quienes decidían las cuantías a percibir por los demás. Es más, el extesorero contó al juez que consultó a Arenas antes de aumentar en 5.000 euros el sobresueldo en negro que le dio a Rajoy en 2009.

Sí, el mismo Bárcenas de quien Rajoy dijo que nadie podría demostrar que no era inocente y Arenas añadió que era “un ejemplo de buen trabajo, profesionalidad y decencia”. ¿Cree ahora, como los demás voceros del PP, que es “un delincuente”?

Sobra toda esta basura verbal que solo produce nauseas. Lo que el país necesita es que unos y otros limpien su propio patio. Hay que luchar contra toda la corrupción, como ha recordado Antonio Maíllo, nuevo coordinador de IU: la de los ERE, como ya se hizo en el Parlamento andaluz, y la de Bárcenas. Porque, de no hacerlo, Rajoy nos conducirá “a la demolición de la democracia”. Y entonces sí que nos volverá a dar asco este país.

@JRomanOrozco

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