Desalojados por seguridad cuatro edificios del centro de Lleida
La medida afecta a una docena de vecinos
El Ayuntamiento de Lleida ha ordenado el desalojo de cuatro edificios del Centro Histórico, después de que los técnicos municipales hayan detectado en ellos diferentes problemas relacionados con la seguridad y habitabilidad. La medida ha afectado a una docena de inquilinos que han sido realojados en otros pisos a cargo de los propietarios.
Los cuatro edificios desalojados están situados en los números 16 y 26 de la calle Companya y en los números 7 y 15 de Boters. Tres de ellos presentaban problemas de salubridad e incumplían los requisitos mínimos de habitabilidad, mientras que en el cuarto la medida se ha tomado de forma preventiva por problemas estructurales.
La concejal responsable de Urbanismo ha explicado que se trata de edificios que difícilmente podrán ser habitables por muchas obras de rehabilitación que se hagan, por lo que para evitar riesgos se ha obligado a sus propietarios a desalojar a los arrendatarios y a tapiar los puntos de acceso para que no puedan ser ocupados ilegalmente.
Las características de los edificios del Centro Histórico hacen muy difícil los programas de rehabilitación
El consistorio leridano ha intensificado las inspecciones en el Centro Hisórico después de que hace un mes se derrumbara un edificio de tres plantas en la calle Cavallers, sin que hubiera que lamentar desgracias porque en el momento del hundimiento estaba desocupado. A mediados de junio, el ayuntamiento también ordenó el desalojo preventivo de los bloques 10 y 12 de Boters por no reunir las condiciones mínimas de habitabilidad y seguridad.
La recuperación urbanística del Centro Histórico de Lleida, la parte más degradada de la ciudad, es una de las asignaturas pendientes de la política municipal. A pesar de las numerosas actuaciones urbanísticas acometidas en la zona desde 1994 no se ha conseguido del todo el objetivo de frenar su deterioro y el éxodo de sus vecinos.
Las características de los edificios del Centro Histórico, muy antiguos y construidos con materiales sencillos y de baja calidad, hacen muy difícil los programas de rehabilitación. Cada vez que se cae una casa o se decreta su demolición por estado de ruina, hecho que se produce con frecuencia, en su lugar acostumbra a quedar un solar vacío.
Para conocer el estado de los edificios del barrio y prevenir situaciones de riesgo para los vecinos, el ayuntamiento puso en marcha una campaña de inspección y revisión de las condiciones de seguridad de los inmuebles, fruto de un convenio con la Generalitat, con subvenciones de hasta 8.000 euros para actuaciones de rehabilitación. En lo que va de año se han realizado 103 inspecciones.
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