Una testigo asegura que Flores tenía una red de venta de entradas en 50 colegios
La menor, amiga de una fallecida, asegura que los porteros cerraron las puertas del vomitorio Ella misma fue rescatada por un joven cuando tenía siete personas encima
Una menor de 17 años, compañera de Belén Langdon en el colegio San Estanislao de Kostka, ha hecho un estremecedor relato esta mañana sobre la tragedia de la fiesta del Madrid Arena, en la que murieron cinco jóvenes el pasado 1 de noviembre, entre ellas la propia Langdon, menor de edad. Esta testigo, que también resultó herida en las avalanchas, ha explicado que los responsables de Kontrol 34, que ejercían como porteros de la fiesta, cerraron las puertas del vomitorio para impedir que la gente entrara en el recinto deportivo municipal.
La menor también ha explicado que el promotor de la fiesta de Halloween, Miguel Ángel Flores, tenía una red de jóvenes que vendía a chavales menores de edad por al menos 50 colegios de la capital. Según la joven, el encargado de colocar las entradas en su centro era un compañero de ellas y al menos vendió unas 180 solo en este centro. Lo sabe porque ella misma adquirió su entrada a este improvisado relaciones públicas.
Esta labor permitía al propio chaval entrar gratis en la fiesta. La historia se repetía en otros centros de la capital, por lo que a la fiesta acudieron muchos chavales pese a no tener la mayoría de edad, según ha explicado el abogado de la familia de Langdon, Abdon Núñez.
La joven también ha barrado cómo ocurrió la avalancha mortal. Según su relato, fueron los responsables de Kontrol 34 los que impidieron que la gente circulara con normalidad hacia la pista al cerrar las puertas del vomitorio. Esta chica, que sufrió una fisura en un codo además de numerosos golpes en las piernas, tuvo que ser rescatada por un chaval al que no llegó a conocer.
Este la sacó de entre las siete personas que tenía encima. La llevó a un baño de chicas en el que se encontraban, según han explicado los abogados, unas 40 jóvenes con abundantes lesiones como hematomas y golpes. Además habían perdido los zapatos o tenían la ropa rota. Algunas también sufrían ataques de histerismo. La joven ha criticado que nadie les informara de que había una enfermería y de que el SAMUR estaba atendiendo a las víctimas.
Las declaraciones continúan ahora en el juzgado número 51 de Plaza de Castilla, ante su titular Eduardo López Palop. Ahora está declarando otra de las amigas de las víctimas, que también vivió la avalancha en el Madrid Arena.
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