Seis heridos en un incendio en un asentamiento de chabolas de Alboraia

Ya pasaba de las dos de la madrugada de este martes cuando Simón, 25 años, escuchó a su hermano, Álex, pidiendo socorro. Sus casas estaban pegadas y la de Álex se estaba incendiando. Y él, agonizando. “Había inhalado humo y estaba en el suelo. Pero no sé cómo, se levantó y entró en la casa con nuestro hermano, Ángel, para rescatar a nuestra madre y sobrino”, cuenta Simón.

El incendio destruyó las dos casas y los afectados fueron llevados al hospital La Fe de Valencia. Ángel, 27 años, tuvo que ser atendido por intoxicación del humo. Álex, 20 años, tuvo quemaduras en un brazo, una pierna y la cabeza. Ana, la madre de 54 años, fue afectada en el torso y en un muslo. Los dos están en estado grave, pero estables. Bruno, de cuatro años, fue rescatado con quemaduras en el 15% de su cuerpo y ya se encuentra "mucho mejor”.

Antonio, 20 años, y Magdalena, 39, fueron atendidos en el propio lugar del incendio, pero debido a una crisis de ansiedad.

El fuego obligó a evacuar a las 40 personas de la misma familia que viven desde hace 15 años en el asentamiento dels Peixets, un sitio con chabolas de madera y caravanas en la playa de la Patacona, en el municipio de Alboraia. Todavía se desconocen las causas del incendio, aunque se analiza la hipótesis de que lo causó un cortocircuito.

El Consorcio Provincial de Bomberos procedentes de Burjassot y Paterna y los bomberos de Valencia controlaron el fuego a las seis de la mañana. Aseguran que tuvieron que ser protegidos por la Policía ante la reacción de algunas personas, que les “increparon”.

“La Policía llegó en seguida, pero los bomberos tardaron una hora en llegar”, sostiene Simón. Magdalena completa: “Claro que estábamos nerviosos, pero lo único que hicimos fue cuestionar porque habían tardado mucho. Y un policía nos respondió que era por la crisis”. El Ayuntamiento también desmintió la versión de los bomberos.

El alcalde de Alboraia, Miguel Chavarría, visitó el asentamiento y a los heridos en el hospital. Según Simón, la familia siempre tuvo una buena relación con el alcalde, que había prometido realojarlos en cuanto fuera posible.

El consistorio explicó que los servicios sociales están en contacto casi semanal con la familia. También hizo hincapié en que todos están integrados en la vida diaria de esta localidad y los diez niños que viven en el asentamiento están escolarizados en los diferentes centros educativos del pueblo.

Muchos moradores no quisieron volver a sus casas por la mañana. En el hospital La Fe, casi 20 familiares esperaban noticias de los médicos. Muchos lloraban. No saben qué hacer. “Ya no tengo nada. Ni cama ni comida ni recuerdos”, finaliza Simón.